Llegó de incógnito y disfrazado pero yo supe quién era por el acento catalán , pues lo tenía muy acusado cuando hablaba en castellano o francés , por los temas de los que dialogaba con los comensales y por sus ojillos burlones . Me pregunté , al momento , que cómo los cuerpos de seguridad de El Estado podían no haberlo reconocido en la travesía aérea que hizo de la península antes de aterrizar el avión , que había despegado de Bruselas , en Jerez. Por muy bien disfrazado que viniese , cualquier persona que tuviera dos dedos de frente y de vista lo hubiese podido identificar y , una vez identificado y el disfraz quitado , entregarlo a la policía o a la guardia civil . Aunque haya pocas personas que tengan dos o más dedos de frente y de vista ( tanto en Cataluña como en las demás regiones de España ) , la llegada del individuo a EL RECLAMO DEL GOURMET sin ser reconocido no dejaba de extrañarme. Los atendió y sirvió , también sin reconocer al hombre que iba disfrazado, Emigdia Pescado de la Bahía. , nuestra camarera Emi , quien les ofreció , tras entregarle en mano la carta del restaurante a cada uno de los acompañantes , el pescado que acababa de ser traído desde la pescadería de su madre.
No se ve la paja en el propio ojo , pensé y miré hacia otro lado como si no lo hubiese reconocido. Lo delataron , para mí , sus ojillos burlones a pesar de llevar puesta una chilaba con capucha , unas barbas postizas y unas grandes gafas de cristales obscuros que no se quitaba ni a la de tres para evitar que lo reconociesen . Una vez lo hizo y pude ver los ojillos burlones de las que antes hablé. Se trató de un momento , pero el suficiente para ratificarme en quién era la persona que trataba de esconderse tras aquellas vestimentas. . Al no quitarse las lentes de obscuros cristales ni al Sol ni a la sombra , cualquier persona no muy avezada pensaría , con seguridad , que se trataba de un moro ricachón y ciego al que acompañaban otras tres personas. Sería lo que pensaron todos los cuerpos de vigilancia apostados en los lugares adecuados y pertinentes .
Armándome de valor , me dirigí , en mi calidad de relaciones públicas , hacia la mesa que ocupaban y, casi sin intercambiar palabras, le dije al árabe que lo conocía de verlo a todas horas en las cadenas de televisión ya que era noticia importante en todos los informativos respectivos. Tras decir esto le leí la cartilla bien leída y lo puse como los trapos después de hacerle saber que no lo delataría; cuestión que me agradeció en castellano , francés e inglés , llegando a decirme palabras que me sonrojaron.
Me dio la impresión de ser persona que llevaba el separatismo catalán en la sangre y que ahora había considerado el momento oportuno de dar el paso definitivo hacia la III República de Cataluña.
Al finalizar el almuerzo y alabar los productos que se les había servido , al igual que el vino , fuéronse y no hubo nada.
Pensativo quedé y dándole vueltas al asunto de la llegada a Jerez sin que nadie advirtiera quien era la persona que de aquella guisa iba disfrazada , llegué a conclusiones que no me parecieron las más idóneas pero que bien pudiesen ser ciertas .
El piloto del avión de ida y vuelta era un gerundense separatista y las azafatas lo mismo . Quedaba únicamente por descubrir cómo habían salvado los controles de los aeropuertos de despegue y de aterrizaje ya que los tres acompañantes o escoltas del musulmán vestían a la europea y eran tres armarios catalanes. Los habían salvado comprándolos . Solo yo no recibí un euro de nadie. Mi silencio desinteresado lo salvó y mi silencio estuvo causado por haberse puesto precio a la cabeza del falso moro; cuestión que considero exagerada. Después de mi actitud espero que los catalanes no tengan más ojeriza a los andaluces y que sepan que en todos los lugares se cuecen habas. No hay , desde los Pîrineos abajo, grandes diferencias aunque el que se quiera sentir diferente puede hacerlo. Creo que los independentistas tienen el sentimiento de superioridad. Entre esto y el asunto conocido de Hitler no existe gran diferencia en cuanto a sentirse más o menos.
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