Llovía y hacía frío. Un frío desconocido en estas latitudes . Entró , pues , Titín , mojado y aterido en el restaurante . Hacía tiempo que no lo veía , sus estudios lo tienen muy ocupado , y observé que ya estaba hecho un hombrecete aunque su expresión continuaba siendo la de asombro inteligente ante las cosas que veía y oía . En la barra , hablamos , como siempre , de multitud de cosas de las que continuamos hablando cuando nos sentamos en una de las mesas del comedor . Lo hicimos de pintura renacentista , de los arbitristas españoles del siglo XVII , de los pintores que se consideran maestros del pincel en cuanto que crean, en sus lienzos , otra realidad distinta partiendo de la realidad misma, de toros y toreros , que también pueden ser creadores de arte con su toreo de capa y de muleta , asunto que sigue siendo muy español y de mi gusto es , de las dieciochescas Sociedades Económicas de Amigos del País , del Rey José I Bonaparte , de los enemigos que había habido en el pasado y en el presente de España y , como dicen algunos periódicos y periodistas , de un largo etcétera.
Eludimos adrede el asunto catalán , el proceso o procés , de forma deliberada por ser tema manido ; limitándose Titín a comentar las últimas palabras de Alfonso Guerra en lo referente a Puigdemont y dándole , como yo , toda la razón al político sevillano del partido socialista.
Deduje de todo lo hablado que Titín era un mozalbete , ahora ya lo era , superdotado en cuanto que de tan delicados temas hablaba y hablaba , demostrando un conocimiento exhaustivo de todos ellos. A juzgar por lo hablado con él se reflejaba que era tan sabio que no lo parecía. Como llovía sin parar y los rayos iluminaban el cielo , nadie más que él vino aquella noche de tormenta al RECLAMO.
Por ser mi nieto , en evitación de malas y sesgadas interpretaciones , puedo decir que en las palabras anteriormente escritas no hay un ápice de exageración . Titín sabía mucho , siempre lo supo pero ahora era más culto , sin llegar a alcanzar la categoría de prodigio que , desde que nació, innata , tenía Samuelito . Cené con él y la cena nos supo a poco a los dos . Los productos que saboreamos eran exquisitos , pero tuvimos que interrumpir las cultas charlas al producirse un apagón.. A la luz de las velas seguimos hablando y hablando hasta que nos dieron las dos y más de las tres .
Como de las nubes caían cortinas de agua , decidimos pasar la noche en el apartamento del restaurante que relucía como el oro ya que lo estrenamos nosotros . El cocinero y el cuerpo de camareros aprovechó un descanso en las tormentas y hacía un rato que había marchado a sus respectivas y cercanas casas. Una vez que se habían ido , cerramos para que nadie más que los apagones interrumpieran , de vez en cuando , nuestras variadas charlas.
Fue entonces cuando Titín me dejó pasmado con lo que me dijo . Me dijo , cuestión que era natural pero que me cogió por sorpresa , que se había echado una novia negra . Se trataba de una congoleña que estaba en su colegio y que era más negra que un tizón pero que tenía un alma blanca y bella. Que era tan atractiva por fuera como por dentro. Se llamaba Agustina Mobutu y le decían Tina .
Deduje que la sangre paterna que por sus venas corría en cuanto hijo de padre negro , aunque fuese blanco y sonrosado como su madre , algo hubiera podido tener que ver con el enamoramiento evidente que translucían sus palabras . De igual forma la semejanza de sus nombres de pila :Titín él y Tina ella. Más adelante , pasando el tiempo , tendría otra novia , en este caso blanca , llamada Titina. Es evidente que los nombre parecidos al suyo le gustan.
Abuelo Wilhelmus , me dijo antes de que el sueño nos pudiera : estoy enamorado hasta las trancas.
Hasta mañana , que otro día será...le respondí antes de dormirme . Soñé con angelitos negros.
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