Exactamente cuando visitaba la isla de Manono . En aguas del estrecho de Apolima para más detalles . Hasta allí me persiguió un brujo que me raptó ante la indiferencia de la gente que había hecho el viaje conmigo hasta la polinesia y ante el estupor de los nativos que , en escaso número , presenciaron cómo el brujo me tapaba la cabeza con una manta y echaba a correr hacia el bosque cercano conmigo atado a su musculoso antebrazo . De esta guisa nos adentramos en la selva. Lo demás , aunque alguien denunció el hecho interponiendo en la oficina de la policía, en Apia , mi desaparición en medio tan frondoso como selvático , no te lo puedes imaginar; Wilhelmus.
El brujo era gritón como él solo y se dirigía a mí en unos términos nada tranquilizadores . Hacia uso de un vocabulario poco articulado pero muy amenazante . No había quién entendiera lo que aquél hombre tan andrajoso y sucio gritaba emitiendo unos sonidos guturales y haciendo unos gestos tan simiescos que más parecía chimpancé que hombre .
Tras un primer descanso , en el que pude apreciar lo que acabo de decirte , emprendimos un largo paseo de dos horas , que para algo será bueno ; si bien para mí menos que para él , al ir yo con la cabeza y el rostro cubiertos por la misma manta con la que perpetró el rapto.
No obstante , yo tropezaba con frecuencia oyendo a mi alrededor cómo las plantas se tronchaban con un instrumento de hierro con mango de madera que el viejo llevaba en su mano derecha y que no era otro que con el que antes me había amenazado mientras emitía aquellos sonidos guturales. Debía tener el viejo vociferante unos cincuenta años .
A la dos horas de marcha , el reloj de pulsera lo conservaba yo ya que el hombre no me había desposeído de nada , nos detuvimos y el raptor me quitó la manta de la cabeza .
Mi reloj indicaba que eran las dos de la tarde , hora local , y yo oía el sonido de las olas y el ulular del viento entre el follaje .
En el lugar que nos detuvimos acampamos y allí mismo nos llegó la noche. Menos mal que la Luna estaba llena y algo se veía . Tal vez por ello el indígena no hizo fuego ni construyó algún bohío bajo el que guarecernos de posibles lluvias. Le hubiese tenido que ofrecer mi ayuda o él me hubiese obligado a prestársela. Me inclino por lo segundo.
Al final del sendero vislumbré una sombra que fue adquiriendo nitidez a medida que se acercaba , emitiendo sonidos , con los que parecía entenderse y comunicarse con el brujo.
Ya éramos tres las personas , si esta palabra es la indicada para describir a los otros dos acompañantes , que permanecíamos bajo la luz de la Luna en medio , para mí , de la nada.
Perdido estaba y amedrentado hasta el punto de rezar un Padre Nuestro creyendo que me había llegado el fin . Tan cerca de la muerte creí estar que yo , gnóstico desde lo hecho por Titina , recé un Ave María a continuación del rezo anterior . Tal vez fuese lo último que hacía en vida y esto era un rezo. Recé y tras el rezo , pensé y pensé .
Luego descabecé un sueño superficial y a la seis y media emprendimos de nuevo la marcha aunque ya el hombre no me tapó cabeza y rostro.
Anduvimos los tres, junto a la alborada y el amanecer , durante otras dos horas seguidas por caminos apenas hollados por ser viviente alguno y ¿ cuál no sería mi sorpresa ? cuando , al detener mi caminar por indicación del hombre , a unos pasos me encontré en un lugar superpoblado de máquinas estridentes emisoras de chirridos constantes y malsonantes.
He aquí el lugar en el que se trama todo lo relacionado con el devenir de la Historia y del hombre mismo, dijo el extraño hombre dirigiéndose a mí en perfecto castellano con acento andaluz.
Te digo , Wilhelmus , que no supe qué contestar ni preguntar al hombre. Me limité a esperar y a ver qué pasaría a continuación ya que todos los esquemas se me habían roto.
Había descubierto , en aquellas alejadas islas , el quid de trascendentales cuestiones que preocupaban al hombre de cualquier nacionalidad u origen y de todas las edades y épocas . Había descubierto , Wilhelmus , las máquinas que construyen EL AZAR que tan en cuenta debe ser tenido por el hombre y lo había hecho después de mis últimos rezos .
Debido al primero o a los segundos , oí la sirena de un coche , que supuse de la policía , llegando a mi rescate mientras el viejo hombre, mi raptor , desaparecía en la enmarañada selva .
Gracias a él , repito que mi raptor , conocí la manera en la que se fraguan las cosas de los políticos que nos gobiernan . Que se mal fraguan porque EL AZAR se lo permite ...y descubrí EL AZAR que casi todo lo ha podido , puede y podrá en lo concerniente a la actualidad y a la Historia de los hombres .
El comisario de policía que actuó en el caso me comentó que con las comodidades generalizadas con las que se vive hoy , nunca antes se había vivido . De acuerdo , apostillé yo , pero con tantos rollos tampoco . Téngase en cuenta que yo , Titín , había llegado a conocer EL AZAR que todo gobierna gracias a mi raptor.
Después del rapto y el descubrimiento del AZAR contaminante de cualquier tipo de creencia en dioses , deidades y divinidades , me uní al grupo con el que había viajado a Samoa tras haber prestado la consiguiente declaración en aquella comisaría de policía tan destartalada y recé ....
Al día siguiente , emprendería un vuelo que , atravesando el Océano Pacífico , nos llevaría a Lima . .
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