Siendo niños Guillermete y Carmen filia solíamos hacer viajecitos , Glaukopis y el escribidor que conducía ( escribidor y conductor ) a las serranías gaditanas y a los pueblos que en ella se asientan.
De Villaluenga del Rosario , de Grazalema y de Benamahoma , de Benaocaz , ,de Ubrique , de Zahara de la Sierra e incluso de la misma Ronda malagueña , serrana y bella, guardamos recuerdos inolvidables para ellos y para nosotros.
En post antiguo creo que consta que Guillermo terminó de gestarse en el primero de los citados : en Villaluenga del Rosario . Constancia fotográfica hay de Glaukopis embarazada de quien ahora , tras estudiar y terminar la licenciatura en periodismo , es el cantautor , trovador y cantante Guillemo Alvah , pseudónimo o nombre artístico que utiliza nuestro hijo como otras veces he escrito en anteriores entradas al blog. Hoy ya es todo un hombre y yo un vejete que recuerda ...
La niña , que a día de hoy vive en Turingia , hizo la doble diplomatura de magisterio y ejerce como profesora de inglés y de castellano en un pueblo de dicha región alemana. Es una mujer hecha y derecha.
Por aquél entonces no había caído yo en estado depresivo y lejos estaba mi primer episodio . Tan lejos como los derroteros por los que a unos y a otros ha llevado la vida . Han pasado años pero la añoranza está presente como el cariño a las personas.
Recuerdo a Diego , el pastor de Grazalema , y a los dueños del Hostal de Villaluenga . Con ellos echábamos partidas de cartas en las noches de invierno al pie de la chimenea . Del mismo pueblo recuerdo a los dueños de la pensión , y sus nombres , a la que solíamos ir a almorzar. Era , para mí , como revivir épocas o tiempos aún más pasados. En la pensión el reloj se había detenido y bien parado estaba. Así debería seguir : parado y sin dar las horas .Es imposible y sería contra natura..
Recuerdo Grazalema y su Hotel , que entonces creo que era de la Diputación de Cádiz , después de la empresa Tugasa y ahora no sé de quién , y a todo el personal de servicio tanto de la recepción como a los camareros que servían para todo excepto para hacer las habitaciones . Para ello había unas camareras cuya jefa también era amiga nuestra . Solíamos ir en invierno . La`primera nevada la vio Carmencita con apenas tres meses en brazos de su madre , en brazos de Glaukopis . En el Hotel yo estaba como en casa y Paco , el camarero , era un amigo con el que , a veces , tomaba café. Nunca me dejó invitarlo . Pos las mañanas ,cuando las circunstancias lo permitían , .íbamos a desayunar al bar Torreño y yo compraba el periódico.
Grazalema era el sitio desde el que yo iniciaba el camino para visitar a mis alumnos que hacían las prácticas en los colegios de los pueblos de las serranías . Estuviésemos alojados en el Hotel o en algunas de las casas de campo que arrendaban en la Ribera de Gaidovar , Guadiovar como decía y sigo diciendo yo porque mi etimología tengo o imagino del topónimo ; desde aquí partían mis viajes como visitador y como veedor. Jamás como inspector porque no lo era ni así me sentía. No era mi misión .
Varias casas recuerdo con cariño y a sus dueños de igual modo. No doy nombres de casas ni de dueños porque tal vez ya duerman en la eternidad. Lo doy de un perro ,mastín , que se llamaba Edi , al que todos los días visitábamos Carmencita , Guillermete y yo y le echábamos de comer en su perrera a la que permanecía atado. Mi hijo me recordó su nombre no hace mucho. Los humos otoñales de las chimeneas de las casas se confundían , a veces , con la humedad de los días de lluvia.
El paisaje que nos rodeaba era abrupto , bellísimo , y por sus vericuetos nos infiltrábamos como viejos bandoleros sin pegar tiros ni asaltar a nadie . Los niños descubrían el planeta , simas y riscos de Villaluenga , y nosotros lo admirábamos. Si nos encontrábamos a alguien caminando le dábamos los buenos días , siempre se deben dar cuando con alguien se cruza uno por esos campos de Dios , y seguíamos nuestro camino sin saber a qué lugar nos llevaría o nos llevará ... Para unos puede ser más largo que para otros.
Recuerdos y más recuerdos que me asaltan en esta mañana lluviosa de otoño . ¿ Porqué será...?...
El otoño es bueno para soñar ...Muchas veces , en todas las estaciones del año , íbamos a la sierra . Esto último escrito no es sueño sino realidad pasada y añorada . Dudo que vuelva a ir porque uno no está ya más que para sopita y buen vino. Glaukopis , Guillermo y Carmen , los cito por orden de fechas de nacimiento , tal vez. Uno no está para otra cosa que no sea soñar...en otoño , en invierno o en verano. En primavera también. Para soñar siempre .
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