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EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

domingo, 28 de abril de 2013

UN DÍA OTOÑAL DE PRIMAVERA

Las hojas caídas y el viento que las arremolinaba , más la humedad del ambiente y la umbría por la que caminaba hacían que  aquella mañana pareciese  otoñal. Aunque al mirar el reloj , sus manecillas , pues mi reloj no es digital ni falta que me hace  , marcaban las diez , la luz era escasa . Mirando el color parduzco de las nubes que tapaban el azul claro del cielo propio de la fecha que era , fines de abril , pude pensar que era probable que alguna tromba de agua me cayese encima. Al no llevar paraguas ni ropa adecuada para día lluvioso  ni haber edificio alguno en los alrededores del cementerio cuyos cipreses sobrepasaban la tapia que lo rodeaba , pensé que , en el caso que el cielo dijese agua va , tendría que poner los pies en polvorosa y refugiarme en el camposanto. En polvorosa y en el fangal que , a trechos , salpicaba la vereda. Así fue.

El enterrador me echó un capote por encima y , agradeciéndole el gesto , le ofrecí un pitillo que encendió con sus manos callosas rezumantes de la humedad de la tierra que hacía poco había tenido que apartar para sepultar  al familiar de la comitiva vestida de negro y cavilosa que salía cuando yo entraba. Cavilante y con lágrimas en los ojos de los más dolientes mientras otros se dedicaban a cuchichear sobre las condición del hombre al que acababan de echar tierra encima. 

Un hombre especial  ,me comentó el sepulturero mientras expulsaba el humo de las grandes caladas   que le daba al cigarrillo como si hiciese mucho tiempo que no había fumado   pero teniendo la delicadeza de mirar hacia el lado contrario al que yo estaba  para no molestarme con la humareda que exhalaban sus pulmones., amplios y de respirarr limpio pues , como suponía , .no era fumador habitual. 

El muerto , para mí desconocido pero digno de conocerse según me dijo su enterrador , había transitado de una vida a otra con cien años y un día . A pesar de ello ,  lo del día , nunca concibió el tránsito como una condena ; aunque éso sí , debió ser hombre consciente de sus calidades como persona según me dijo Anastasio , el sepulturero , que me podía demostrar si hacía el favor , cuando escampase , de acompañarlo al lugar en el que lo había enterrado y leyese el epitafio que , bajo la cruz de su sepultura en tierra , había ordenado grabar. Allá que fuimos en medio santa  compaña y ,al llegar al predicho lugar , pude leer , en letras negras sobre la blancura de la lápida de mármol ,que  desde hacía tan corto tiempo cubría su caja de madera , la siguiente leyenda o epitafio que , en efecto , hablaba por sí sola de las cualidades del difunto : 

YO ESTOY AQUÍ Y VOSOTROS , CON UN HOMBRE BUENO DE MENOS , AHÍ. QUE OS VAYA BIEN COMO ESPERO QUE ME VAYA A MÍ. Sonreí y le di las gracias a Anastasio por haberme guarecido de la lluvia y haberme hecho pensar . Algo que hacía constantemente quien yacía bajo tierra cuyo nombre y apellidos omito por respeto a él , a sus hijos , familiares y amigos.


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