A LAS CINCO DE LA TARDE

Como es de conocimiento general así empieza  un poema  de Federico García Lorca . El  que firmó con el nombre de : La Cogida y la Muerte. Hora taurina por excelencia y hora que , para mí , es en la que peor comienzo a pasarlo . El mal trago me dura hasta las siete o la ocho .  Durante estas dos o tres horas , los fantasmas que todavía merodean alrededor de mi cabeza , sin dejarla descansar , me atacan y mucho. Son los causantes de que todo lo vea negro . Sin embargo , y bajo título de post tan poético y español ,  no voy a hablar de ellos. Voy a hacerlo sobre el paseo que este mediodía o algo más tarde di con Glaukopis por el  marítimo. La mañana , el mediodía y las primera horas de la tarde son  los  tiempos  en que   más tranquilo estoy. Ignoro el porqué pero así empezó la que yo llamo leve mejoría por  llamarla de alguna manera. Durante el paseo nos encontramos a personas a las que hacía meses que no veía y , de vuelta , al ser el día que era y hacer el día que hacía ,  nos copeamos , los dos  con  mesura  , en un restaurante al que , igualmente , no íbamos desde tiempo ha . A lo largo de lo que  me resultó  una caminata  agradable iba hablando con mis acompañantes y mirando el mar sin soñar. Ojalá algún día pueda hacer lo mismo pero soñando , que no en sueños .   Pensando  en las cosas buenas que me rodean y que ahora apenas soy capaz de valorar como debería . Cosas y personas que me ofrecen lo mejor de ellas . Que me entregan lo mejor de sí y que no me son  suficientes armas,   aunque se lo agradezco en mi fuero interno y externo ,  para luchar contra los fantasmas de los que hablo . Pronto  serán las seis y las siete y las ocho y empezaré a notar  la leve mejoría de la que acostumbro  hablar. El amanecer es otro rato  en el que más se me ataca y , por tanto , peor lo paso . A medida que las luces de la alborada van anunciando  la llegada  del nuevo día  , los fantasmas huyen al oír el toque de  retreta  que da el jefe. . Es entonces , al irse  , cuando hago las pocas cosas que hago pensando en que por la tarde , a las cinco en punto de la tarde , ya no volverán más . Hasta ahora , casi a diario vuelven y el escribidor se pone muy nervioso .  . Volviendo de nuestro paseo nos encontramos con nuestra  hija Carmen , quien tanto me anima a que no deje de escribir ,  que volvía a su casa , acompañada.  A pesar de que no quería volver a hablar de mi estado , lo he hecho . Hay asuntos que son difíciles de eludir  por más que uno se lo proponga.