Me acosa y me persigue sin descanso. Vaya yo al lugar que vaya , allí está él tan pancho como ancho. Tan orondo como anónimo y tan fresco como una lechuga que lo esté . El seguidor no ceja en su persecución ni retrocede ante nada por dificultoso que sea el asunto . Mi perseguidor es algo más que seguidor. Es fatigoso hasta la náusea . Su persecución y su seguimiento por todas las partes de la ciudad y fuera de ella son constantes y sin tregua . Ni a sol ni a sombra cesa en su persecución. Confieso que me he tirado al mar más de una vez en mi intento fallido por esquivarlo. No hay manera .Ha braceado junto a mí que tan mal estilo como nadador tengo . No nado como los peces de plomo pero sí como una rana. La verdad es la verdad por mucho que la cozamos y con gotitas de humor la aderecemos. Siempre sale a flote o debiera hacerlo.
He dado por imposible alejar a mi perseguidor y he aceptado su persecución y acompañamiento continuo como si de un Ángel de la Guarda se tratase.
Tal vez me defienda en el caso de que yo fuese atacado por alguien , pero prefiero no comprobar si lo hace o deja de hacer porque implicaría un ataque y ya uno no está para tamaño sobresalto ni para esos trotes . Menos , si son galopes . Para casi nada más que para sopitas y buen vino bebido con moderación. Para otra cosa , no .
Sin ir más lejos ayer mismo , estando mirando el escaparate de una librería próxima a mi casa , lo vi reflejado en los cristales de ella y casi le dirigí la palabra . No me arrepiento de haber permanecido en silencio ante el seguidor perseguidor . No llegué a emitir sonido alguno y entré en la librería . Compré unos libros y cuando la señorita que me atendió le dijo que era su turno siguió en silencio mi perseguidor con absoluta naturalidad como si fuese un empleado cualquiera de los que ahora tan pocos hay porque la gente ni se sigue ni se persigue. Como si yo le pagase por seguirme y perseguirme o criado mío fuese.
Tan solo en casa me deja respirar con toda la paz que en mi interior puede haber por motivos sabidos y que no voy a especificar. Es entonces cuando respiro con fuerza y expulso el aire de mis pulmones. Exhalo los buenos olores de la casa pero no expiro aunque algún día lo haré y alguien me llorará.. Hasta la tumba me seguirá el seguidor perseguidor y alguna flor marchita lanzará sobre mi lápida en la que ya estará puesto el epitafio tras el nombre , el día en que nací y el día en que morí. En el epitafio , idea de mi mujer , se podrá leer un escueto : y aquí sigue descansando .
Como todavía no me ha llegado el momento , pero me llegará , sigo tecleando sobre mi seguidor que algo de figura fantasmal tiene. En relación a su porte digo que más o menos es de mi estatura y algo fluorescente es a veces . He llegado a pensar que es mudo y que a esto se debe su anonimato pero he concluido que nada tiene que ver una cosa con la otra. Aparenta ser varón que ronda la cincuentena y no viste mal. Se trata de hombre clásico que como tal viste.
No sé su nombre ni conozco el lugar en el que vive ni , por supuesto , sus apellidos . Solo sé de él que no me deja respirar y puede ser considerado un seguidor perseguidor de los pocos que hoy hay. Se ha convertido en mi sombra.
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