Correrían los primeros años de la década de los cincuenta del pasado siglo . Gobernaba Franco y a mí, niño de unos cinco o seis años , no me afectaba su forma de gobierno despótico.
Puede que se tratase de mi segundo o tercer viaje en tren ya que a las nubes de mi memoria , algo oscuras , vienen otros anteriores. Uno de ellos es el que hice , a Osuna , en verano, en compañía , por mi corta edad no podía viajar solo , de mi madre y de mi tía Amparo A. de Toledo a quien en el físico ( diría también que en lo químico ) me parecía y la gente comentaba el parecido . Tanto era así que Margarita , mi madre , respondía diciendo: el niño ( yo ) es mío . Reclamaba de esta forma su maternidad. . Margarita Pineda siempre tuvo y mantuvo un extraño sentido de la propiedad. De mi madre digo que era buena , pero para ella , yo tenía sesenta y siete años cuando murió , parecía que el tiempo no pasaba ... pero lo hacía.
El viaje al que voy a hacer referencia lo hice en compañía de mi abuelo Pepe Pineda ( Papápepe ) a Osuna . No recuerdo cuál era el motivo de nuestra ida pero mi abuelo solía viajar a Osuna, su pueblo, y a sus campos . Yo solo en verano pero el tiempo , amenazando lluvias , no era el propio del verano andaluz. Recuerdo el chaleco azul que llevaba y el color gris de mis pantalones cortos.
A las nubes de mi memoria viene la máquina del tren y la carboncilla que emitía al tomar velocidad. Recuerdo el tren parado en la estación de Cádiz , una de las estaciones de tren anteriores a la inauguración de la de Santa Justa ya que la otra era la estación de Córdoba, y a mi abuelo , con traje de chaqueta , advirtiéndome de que no me apease en las estaciones en las que el tren se detenía. La de Utrera era una de ellas y , una vez que el tren se había parado , subían unos hombres con canastos ofreciendo , previo pago , los célebres mostachones.
Desobedeciendo las advertencias de mi abuelo , me apeé en el andén de la estación de Utrera para ver a la gente y , observándola , noté que las ruedas del tren iniciaban la marcha . Corrí y conseguí subir al vagón del que no debería bajar según recomendación de mi abuelo.
Cuando llegamos a Osuna , durante el trayecto del viaje permanecí en silencio mirando el paisaje , le confesé a mi abuelo el " pecado " cometido y , como era natural , me riñó. No le dije que me había subido cuando las ruedas avanzaban por la vía porque la regañina hubiese sido mayor.
Al apearnos del tren, antes de que nos recogiesen , pude contar los vagones que la máquina llevaría hasta Málaga ciudad que , con posterioridad , conocí . Fue la tercera , de Andalucía , por la que callejeé. Antes conocí Cádiz.
La primera fue Sevilla. La cuarta de Andalucía lo sería Huelva ; y así sucesivamente ...
1 comentario:
¡QUÉ BONITA ENTRADA, GUILLERMO!
LA ESTACIÓN QUE MEJOR CONOCÍA EN MI NIÑEZ Y ADOLESCENCIA ERA LA DE CÁDIZ. mE HAS TRAIDO MUY ENTRAÑABLES RECUERDOS. pOR SUPUESTO, YO TAMBIÉN HACÍA DIABLURAS, (NO SIEMPRE OBEDECÍA DEL TODO A MIS MAYORES: ME ASOMABA A LA VENTANILLA, Y ¡ZÁS! CARBINILLA AL OJO, MI PADRE SE BAJABA EN LA PARADA DE lEBRIJA A COMPRAR LA TELERA, UN PAN DE TRIGO RIQUÍSIMO Y MI PADRE DESCUBRÍA QUE YO IBAA TRAS ÉL, REGAÑINA Y HASTA OTRA, JEEEEEEEEEE...
RECUERDO LA ESTACIÓN DE CÁDIZ, UNA DE LAS MÁS BONITAS DE POR AQUÍ, CON CIERTO AIRE ROMÁNTICO...
ENHORABUENA Y GRACIAS POR ESTA ENTRADA.
ABRAZETES.
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