Hemos despegado en el platillo volante , nunca mejor dicho porque plato y bajoplato parece sobre mantel azul , sin estridencias. Con suavidad desconocida por la aeronáutica española a pesar de sus avances. Un ligero pitido en los oídos nos acompañó en el despegue que Arturo efectuó de la gran pista marciana abarrotada de espectadores con banderitas rojas pero no gualdas. Las rojigualdas eran las nuestras despidiéndonos , con lágrimas en los ojos y corazón encogido, de los hospitalarios martenses que tantas lecciones de cómo ser y comportarnos nos habían dado sin cobrarnos ni un euro por sus consejos y enseñanzas. Acerca de éstas , enseñanzas , y de aquellos, consejos , hablaré y escribiré cuando lleguemos a la Tierra y descansemos de tan arriesgada misión si la culminamos con éxito. Ojalá ( por Alá )y EL MAGNUS CREATOR , que casi lo mismo son para los avanzadísimos martenses, lo permita.
En las primeras veinticuatro horas de viaje de regreso , no hemos sufrido apariciones extrañas ni accidentes reseñables. Todo plácido en la infinitud espacial y Arturo sólo o solo , como recomienda la Real Academia Española de la Lengua desde hace unos meses , bebiendo un chupito de escocés que le escanciamos en un chatito martense y , naturalmente rojo , tras la cena.
Mari Casti , la mujer de mi primo y tan mona , y las tres hijas del matrimonio , de semejantes caracteres físicos y químicos, han emprendido , ya , el viaje hacia las cumbres próximas al Everest donde tenemos previsto el aterrizaje del gran vuelo. Creo que las acompañarán Eloy Pineda Calle y su mujer , Lourdes , también monísima , en su viaje al centro de Asia. No sé si los hijos de este matrimonio ; los míos no podrán estar cerca de su padre en el momento de la llegada. Me verán por televisión
Carmen , mi mujer , volará desde Jerez a Madrid y desde aquí a Estambul intentando acercarse lo máximo posible al lugar de la cordillera más alta de nuestro mundo para recibir al periodista más famoso del mundo. Como no es muy partidaria de vuelos tan largos , en lo que no se parece a mí , irá a las cimas y alrededores del karakórum y del Himalaya , pues el lugar exacto de nuestra toma de tierra en la Tierra es, todavía , incierto ; sobre ruedas , en coche. Como es precavida y sensata , no ha reservado hotel en una cordillera u otra hasta que no se conozca o conozcamos el lugar idóneo para la maniobra ; si bien , como antes dije , es probable que sea el mismísimo Everest , tan altísimo y espigado , en la frontera de Nepal y la China.Pienso que hará la reserva en alguna localidad de la China fronteriza. Sus conocimientos de la lengua de los chinos me inclina a esta posibilidad. Dice Carmen , mi mujer , que hablando castellano y chino se entiende uno en medio mundo.No es el caso de quien solo hable catalán y castellano , pués el catalán poco se habla fuera de los límites de Cataluña. Bien dice Carmen.
Desde el sofá corrido que discurre alrededor del platillo , acolchado y de piel de vaca marciana , en el que no nos es necesario levantarnos para observar el firme Firmamento , vemos multitud de astros y asteroides , más que los que podíamos observar desde los cristalones de la DAMA DE ESPAÑA, que cual nave Santa María de Colón fue pero no volvió ; al ser sus lentes de mucha mayor potencia y alcance.hasta el punto de permitir ver lo traspuesto. Vamos , una cosa. Espero que alcancemos a ver las tierras del Celeste Imperio , proviniendo del Rojo Imperio , con antelación suficiente que nos permita fijar y especificar el lugar exacto de nuestro contacto con tierras chinas o nepalíes. Sí sabemos , los tres tripulantes de la nave Jupiter-iovis , que llevamos una velocidad de crucero superior a la que alcanzaba la DAMA DE ESPAÑA y que portamos regalitos para mujeres respectivas e hijos. La mujer de Arturo lleva varios días en Nepal , esperándonos...
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