Sobre las dos de la tarde , antes de lo esperado , llegaron los resultados de las pruebas y análisis a las que nos sometieron. Podíamos ir a Roma por cualquier camino , en cuanto que todos conducen a ella , y por cualquier medio. A Roma por todas. No habíamos importado enfermedades contagiosas ni del alma ni del cuerpo. Don Felipe Delgado , mi director del periódico EL DÍA DE MAÑANA , haciendo caso omiso al nombre del rotativo de su propiedad y , como hoy lo podía hacer, concertó la recepción con la que el Papa Biendicho XVI nos honraba , para las cuatro de la tarde , hora romana. Mejor así , pensé. Menos gente habría al cogerle de improviso la entrevista pontificia y no ficticia. La entrevista tan real como papal a pesar de lo que el Papa nos dijo , que fue , resumiendo , lo siguiente :
No creo que hayais ido a Marte , de igual forma que no creo que los americanos llegaron , en su día , a la luna. Patraña tras patraña para hacerle perder a los hombres la Fe.
Santidad , argumenté con el máximo respeto y en italiano , no sea hombre de poca fe , usted que tanto la defiende y divulga. No sé cómo se puede creer en Dios y no en el hombre al que AQUËL hizo a su imagen y semejanza.
Creo en el hombre bueno y creyente , mas no todos son así porque el diablo existe y se corporiza en algunos. En más de la cuenta .
Aunque el término corporizarse no me pareció correcto , pensé que, dada la infalibilidad papal, no debiera hacer alusión al probable gato pontificio que tal vez no fuese gato sino liebre y seguí con mis argumentos acerca del escepticismo contradictorio del Santo Padre.
Entonces Lucifer tiene poderes , carísimo Padre, dije .
Pues claro , hombre de Dios , Wilhelmus de mi alma. parece usted caído de un guindo.
Estaba de más seguir por el camino de la crítica al Sumo Pontífice , el gran constructor de puentes , y preferí retomar el camino de la obediencia sin tacha para no ser tomados como los protestantes del tercer milenio , cuando Arturo , con su racionalismo volteriano que para eso es de padre francés , espetó , sin el debido respeto y causándole un sofoco a Biendicho XVI que se le somatizó en enrojecimiento de sus brillantes mejillas:
Olé la infalibilidad papal. El Sucesor de San Pedro tocó un timbre y , al punto , acudió la guardia suiza conminándonos a abandonar el sagrado sitio por irreverentes y fastidiosos para el anciano Papa. En honor a la verdad , disidencias aparte, el Santo Padre tuvo el detalle de bendecirnos y decirle al Altísimo , EL MAGNUS CREATOR de Marte y de todo el infinito universo o cosmos , que nos perdonase , en cuanto que no sabíamos lo que hacíamos ni lo que decíamos.Que habíamos soñado el viaje. Vaya dilema que se nos plantea. Unos nos creerán a pie juntillas y nos continuarán admirando y otros, los católicos amparados por la incredulidad pontificia en materia de viajes interplanetarios , nos tomarán por farsantes. Menos mal que poseemos pruebas irrefutables de nuestro arriesgado y exitoso viaje ; si no, no sé que sería de nosotros. Creo que a don Felipe Delgado , tan amigo de los caballos y tan delicado como pío , nuestra poco brillante salida del Vaticano , aunque bendecidos por Benedicto , no le hará gracia alguna. Esperamos , no obstante , que respete las cláusulas de los contratos de viaje firmadas.
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