El señor Huevo de Gallina y yo acudimos , por lo mismo , a la cita concertada para tratar de aclarar el que parecía insondable misterio de la cartera de ministro perdida y hallada junto al husillo callejero.
Y tras interrogatorios sin número y palabras elevadas al cuadrado por mor de nuestras manifestaciones repetidas hasta la saciedad se llega , policialmente , a la conclusión que aquí , como prometí en anterior entrada , expongo :
Alguien al que le robaron la cartera y que continúa siendo desconocido al no haber presentado denuncia alguna en lugar idóneo o fuera de él ( en el caso de que la robasen ) la abandonó en medio de la vía pública introduciendo con anterioridad una tarjeta de visita con el nombre y apellidos de don Melitón , el agente de policía , con la insana intención de inculpar en una probable venta de drogas al señor Huevo de Gallina que pertenece a la brigada antidrogas de la ciudad.
Es entonces cuando aparece el escribidor en escena viendo la cartera junto al husillo y tras abrirla con llavecilla correspondiente que del asa colgaba , observa y lee el nombre de su supuesto propietario emprendiendo marcha hacia la comisaria más próxima con la también sana intención de que se la devuelvan , dinero incluido , a su dueño ; momento en el que aparece el desaprensivo , bien vestido , alto y tuerto ladrón que , utilizando medios más que violentos violentísimos , logra arrebatármela en presencia de viandantes y un policía que estaba de ronda diurna por aquel sector, o distrito , como oí decir con mayor precisión en comisaria .
Al emprender el ratero tocata de cartera de ministro con fuga veloz incluida y tropezar con el seto vegetal consabido y conocido , es cuando los billetes de euros , la mayoría de cincuenta aunque también de veinte había , no de cien ni de quinientos , emprenden vuelo rasante y pimpante ante la mirada absorta de los viandantes , de don Melitón y mía , consiguiendo volver a hacernos con la cartera de ministro que ya casi no tenía dinero dentro porque del que voló nunca más se supo a qué lugar o bolsillos fueron a parar . Todo cuadró tras el interminable y agotador interrogatorio al que fuimos sometidos a pesar de ser día de descanso , domingo, excepto si la cartera había sido robada por alguien o , simplemente , todo había sido mala idea del ladrón corredor que tropezó con el seto tal parecía y el citado ladronzuelo confesó cuando los compañeros de Melitón Huevo de Gallina lograron detenerlo , esposarlo y enchiquerarlo o enchironarlo .
Nunca segundas partes fueron buenas se suele decir por estos pagos , excepto para el señor Huevo de Gallina que fue condecorado con la medalla correspondiente ; y para mí al que se me recompensó con trescientos euros por colaborar con la policía y la justicia que , íntegros , doné a un monasterio de monjas que está en estado ruinoso. De poco les servirá a la monjitas para detener el lamentable estado de la fábrica del convento cuyos techos las amenazan desde la parte superior del edificio con romperles la crisma pero que , al menos , dará de comer a la exigua comunidad , tres monjas de velos negros y de clausura , durante unos días. No muchos porque comen como unas descosidas aunque se ayuden cosiendo para la calle. No hay nada ni nadie como el cuerpo de policía a la hora de aclarar misterios que parecen insondables
Wilhelmus Alvarinus Toletanus para el periódico LA VERDAD POR BANDERA . Justamente para su sección CARTERA SIN MINISTRO Y SIN DINERO .
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