Mi segundo escrito para tan selecta y elitista sección del periódico hispalense así llamado lleva el paradójico título de : UNA CARTERA DE MINISTRO CON DINERO ENCONTRADA JUNTO A UN HUSILLO. Justo al lado de un husillo de desagüe callejero. La encontré yo mismo mientras paseaba por Cádiz y la primera impresión que me dio fue que alguien , perseguido por otro alguien , la había tirado , abandonándola , para que no lo cogiesen con las manos en la masa y asiendo con fuerza la cartera de mano. Impresión que resultaría falsa en cuanto que el caso se complicó aún más cuando tras abrir la cartera con la llavecita que colgaba del asa , veo , en el tarjetero de la cartera , el nombre y apellidos de su probable dueño o portador . Emprendo el camino , cartera ministerial en mano , hacia la comisaría de policia más próxima con la sana intención de entregarla para que a su dueño se la devolvieran las fuerzas del orden público y , cuál no es mi sorpresa , cuando un hombre bien vestido y ataviado me increpa pidiéndome , deforma intempestiva , que se la devuelva por ser suya. Le pregunto que cuáles son su nombre y apellidos y al responderme con frialdad gélida a mi justificada pregunta , oigo que no coinciden , en nada, con los de la tarjeta del interior que yo había memorizado por si las moscas. Se trataba de un moscón ladrón que empezó a forcejear conmigo y mucho más alto y joven que el escribidor que narra tan extraño suceso . A la vista de mi resistencia a entregársela por no corresponder ni el nombre ni los apellidos con los de la tarjeta del interior de la cartera y negarse el supuesto atracador a acompañarme a la comisaría para aclarar el suceso , varias personas , entre ellas un policía nacional que de forma casual rondaba por allí , no dudan en ponerse a mi favor al ser evidente la disparidad de fuerzas entre aquel hombre y yo y , como siempre se suele decir , se defiende al más débil que , sin duda , era yo por el momento , por estatura y por edad .
Enfrascados en tan singular refriega estábamos cuando el hombre me arrebata de un tirón la codiciada cartera de ministro y emprende una huída desaforada brincando por el asfalto y dando unos saltos impresionantes . Al dar uno de ellos intentando salvar un seto , la cartera se abre y un puñado de billetes de curso legal revolotea como gorriones que vuelan bajo entre coches y personas que, atónitas , presencian tan desagradable escena urbana.
El policía nacional me pide el carnet de identidad y se lo entrego sin rechistar al tiempo que le pregunto por su nombre coincidiendo con el que aparece en la tarjeta absolutamente : es decir , nombre y apellidos , no corrientes , idénticos. Ya no albergo dudas sobre lo extraño del suceso y mientras el atracador corre con la cartera vacía de dinero en mano intentando deshacerse de ella arrojándola al mar desde alguna zona acantilada o sin acantilar , yo sé quién es el dueño y señor , en caso de serlo , de la consabida cartera de ministro con dinero volátil y parcialmente recuperado. Ya el policía y yo conocemos nuestros nombre y apellidos pero ni él ni yo sabemos nada más del rarísimo suceso y sin más dilación , una vez resuelto el revuelo que el forcejeo había ocasionado entre viandantes y conductores de coches circulantes que presenciaron la violenta escena , recogimos el dinero que se pudo recoger y caminamos como buenos amigos hacia la comisaría de policía , lugar en el que pensaba el escribidor que todo se aclararía.
Nada más llegar nos hacen pasar a una salita de espera hasta que nuestro turno llegue. Y éste , a los diez minutos llega , escoltándonos , al policía y a mí , a otra dependencia en la que otro agente de la autoridad nos somete a un interrogatorio durante el cual sale a relucir que la cartera de ministro con dinero encontrada junto al husillo callejero llevaba una tarjeta en la que aparecía el nombre y apellidos , poco comunes , del policía que me había acompañado y que a mi lado permanecía.
Ante la declaración mía el señor Melitón Huevo de Gallina , que así se llamaba el hombre , coloca una docena de huevos frescos de gallinas de campo sobre la mesa ( probablemente de manera simbólica ) afirmando desconocer quién ha colocado su tarjeta en la cartera y porqué ; y desconocer , igualmente , el origen del dinero que llevaba dentro o portaba ( debo afirmar que el señor Melitón era de los que hablan con una precisión chocante debido , puede ser , a deformación profesional procedente de las innumerables pesquisas que había realizado durante sus veinticinco años de servicio en el cuerpo ) .
El policía que nos interroga se lleva las manos a la cabeza y se mesa las barbas intentando desfacer aquel entuerto nunca mejor dicho porque el robador de la cartera con dineros que después salieron volando era, según pude observar durante mi forcejeo con él , guapetón pero tuerto. Otro dato más para su probable identificación y detención que aporto sin darme cuenta , cuya continuación del interrogatorio queda suspendida de manera unilateral por el agente que nos interroga hasta mañana cuando el señor Comisario jefe continuará interrogándonos al señor Melitón Huevo de Gallina y a mí.
Pienso que el artículo de mañana tendrá máximo interés para los lectores del periódico LA VERDAD POR BANDERA y éste volverá a ser comprado e izado con la honestidad que le corresponde para que ondee y siga ondeando en las filas del mundillo periodístico sevillano , andaluz , nacional . ...
Esta entrega de artículos por capítulos , vieja costumbre del periodismo aunque hoy no muy en boga, pienso que será un éxito editorial que don Veriniano agradecerá . Hoy es el capítulo número uno que continuará ...
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