Vi , por televisión , su toma de posesión como Alcalde de Cádiz , he visto algunas grabaciones de sus actuaciones carnavalescas , creo que conozco sus maneras de pensar y sus ideología política que puntos respetables y más que justificados tiene . Por todo esto y por lo que más adelante va a escribir el escribidor , sigo considerando que la alcaldía que desempeña no procede en su persona . Sus carencias formales y de fondo son evidentes . Tanto que para qué repetirlas si las puede leer en diarios locales mediante las fotos que ofrecen de usted y las cartas al director que aparecen en ellos como la que hoy firma y le dirige doña Carmen Ruíz en Diario de Cádiz ( viernes , 19 de junio de 2015 en su página 5) . En el citado periódico veo , en portada , parte inferior izquierda , que ha decidido quitar el cuadro del Rey don Juan Carlos de lugar preferente de su despacho y colocar en su lugar otro ( otro en su lugar que para eso los tiempos y las alcaldías son más o menos efímeras ) de don Fermín Salvochea , antiguo alcalde de Cádiz y presidente de su cantón durante la primera república española a más de anarquista como usted muy bien sabe. Yo mismo me considero anarquista -pacifista -utópico ( subrayo lo de utópico ) y , por tanto , en cuanto este punto , nada que decirle excepto lo que sigue. Los tiempos del señor Salvochea son muy anteriores , como usted también muy bien conoce por su condición de profesor de Historia , a los de hoy . No obstante , hay dos o tres cosas que tal vez usted no sepa o no considere dignas de consideración : una que ocupará el despacho durante un determinado tiempo y que no es propiedad particular suya ; por esto y por lo jurado o dicho al respecto y respeto al acatamiento de la Constitución vigente no comprendo , a pesar de sus coincidencias políticas con don Fermán Salvochea cómo no lo imita en su atuendo y talante y no intenta acercarse a su profundidad de pensamiento. No es que tenga usted que ir vestido como don Fermín iba a mediados del siglo XIX , pero que debiera ir vestido de forma decorosa , sin duda.
Es una mínima regla de educación y una obligación suya tras poner la mano sobre la Constitución Española , en vigor todavía , respetar la decoración y el orden en el despacho del Alcalde sea quien sea quien como tal actúa , usted , que ha llegado a ella con el apoyo de quienes todos sabemos favorecido por las impurezas manifiestas de un régimen llamado democrático ( sin serlo ) y por unas circunstancias socio económicas de las que usted , desde luego , no es culpable. Es más víctima sorprendida. Sus ideas políticas , como todas , son dignas del mayor respeto , pero sus maneras de defenderlas están dejando mucho que desear desde los primeros días en los que está usted al frente del Ayuntamiento de la llamada más antigua ciudad de occidente. Creo que aún le queda mucho tiempo para tener la sazón que a un Alcalde de capital de provincia debe exigírsele en todos los aspectos. Ojalá tenga tiempo suficiente para darse cuenta de ello y rectificar en las formas. De rectificación en el fondo no me atrevo , todavía , a decir nada. Le deseo suerte y que las esperanzas de quienes lo votaron no se vean defraudadas una vez más por los que , con buena parte de razón , lo votaron. Yo voté a doña Teófila Martínez porque, aunque sin compartir ni el diez por ciento de su ideología política, la consideraba una buena Alcaldesa ; si bien no eterna. Siempre en mi escala de valores las personas han estado muy por encima de las ideologías que cada uno es libre de defender. Las personas y lo que hayan hecho por el bien y el progreso de la ciudad que rigen. Vamos a ver qué hace usted por mejorar su Cádiz. Si lo hace mejor , mejor que mejor. Está todo por ver excepto, bajo mi punto de vista , que usted haya llegado a presidir el Consistorio Municipal . Asunto que no es procedente en una España del siglo XXI. Tal vez su sitio idóneo fuese ser alcalde de barrio y , una vez que haya aprendido y se haya ejercitado más en la administración y gestión municipales , hubiese querido y podido dar el salto . No obstante cuidado con los saltos , sobre todo si hay otros que los impulsan por sus conveniencias particulares y partidistas a darlos.
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