Al menos es lo que me parece aunque yo viva cerca del mar que es un atenuante natural. En algunos lugares el calor y el viento ; donde yo vivo el viento de levante , reseca y dificulta la bajada a la playa al levantar arenas y encrespar las olas del Océano Atlántico . En casa apenas sufrimos el calor pero sí el viento procedente del este . Como se llevan ya varios días de calor impropio de estas fechas y de levante sostenido y fuerte , los cuerpos de la personas , sobre todo de las mayores y de los animales , los acusan . Emilú se pasa los días y las noches tumbada en los lugares más frescos de la casa y a Willy le lapin le ocurre tres cuartos de los mismo . Incluso yo , que antes en nada me afectaba el calor y el levante , los acuso . Será por los añitos y por mi padecimiento. Esto es tan cierto como el cambio climático que nos amenaza cada día más aunque el señor Jiménez Losantos llegase a reírse de él hace varios años . Tal vez ahora haya cambiado de opinión o siga pensando que se trata de ciclos climáticos propios del planeta que ya otras veces ocurrieron y que lo del cambio climático es filfa. Como no sé qué pensará don Federico ( ni me importa gran cosa ) , no puedo asegurar la certidumbre de un pensamiento u otro. En cualquier sentido , y sin intentar ser catastrofista , para mí , al menos , y para muchos meteorólogos el cambio climático ya está aquí e intentará hacer de las suyas si es que ya no las está haciendo .
Me pasa por la cabeza una nube de mi recuerdo que me lleva a Sevilla , ciudad en la que nací y viví hasta que tuve veintiséis o veintisiete años ( como se sabe ) trasladándome después a Cádiz . En Sevilla todavía vive ( nació en Cádiz ) mi hijo Guillermo. Sé , con plena seguridad , ( una de las pocas que sé así ) que Guillermo está padeciendo los calores de Sevilla y , ahora mismo , se está examinando del carné de conducir . Que haya suerte , apruebe y se vuelva en cuanto antes a su Cádiz natal ya que lleva más de diez años viviendo en pisos arrendados y compartidos de la ciudad y la economía paterna empieza a resentirse aunque de asuntos de esta índole no se deba hablar jamás.
Oigo soplar el levante y a la megafonía de la playa anunciando que son las once de la mañana y , es probable , advirtiendo del peligro que puede suponer bañarse con la fuerza con la que el viento sopla.
Varios se han ahogado ya este año en playas cercanas por desoír las advertencias , pero el hombre no es muy proclive a obedecerlas . Ni éstas ni ningunas y así van las cosas aunque no quiera entrar en pesimismos propios.
Sobre ellos , mejor dicho para tratar de eludirlos , Glaukopis me ha dejado un texto en el cuarto de baño , que he puesto encima de mi mesilla de noche , de Teilhard de Chardin , a quien leí hace bastante tiempo , tratando de insuflarme ánimos . Mis amigos también lo hacen cada uno a su manera y lo agradezco. Cuando el calor aprieta y el levante azota , por cerca de la playa que se viva , el ánimo se viene todavía más abajo. Y creo que los veranos van a ser cada año más calurosos ...
2 comentarios:
Pues ánimo Guillermo, esto es lo que nos queda, en verano a los mayores. Yo a los cincuenta años, tuve dos infartos y una angina de pecho, y desde entonces, mi cambio climático cada año va a peor, así que la solución que tomé, fue de no viajar en estas fechas, mucho aire acondicionado, cerveza fresquita, tomates aliñaos, etc. y baño cuando cae el sol, en la piscina. Como me dijo mi cardióloga, hay que adaptarse a esta nueva situación, y yo nunca me quejo porque, nada más hay que ver como está el patio, si miramos solamente a nuestro alrededor.
Un fuerte abrazo y a vivir lo mejor posible, que son dos días.
Gracias , Manuel. Haces bien en no quejarte . Muchísimas gracias y un abrazo tan fuerte como el tuyo .
Guillermo
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