Llevo una semana de atraso en mi intención de no dejar pasar un solo día sin teclear. Me acabo de dar cuenta de que hoy es 22 de octubre y son quince las entradas escritas. Me propuse , obedeciendo al consejo del clásico , hacer una todos los días pero veo que , aunque sean infinitos los asuntos sobre los que escribir , casi nunca cumplo con mi promesa. . Faltan siete . ¡ Qué le voy a hacer si así es la cosa...!
Me tengo prohibido hacerlo sobre asuntos políticos , que tan recurridos suelen ser , pero hay infinitos más y entre ellos los de las lecturas actuales que son , de igual forma , temas que se tienen muy a la mano cuando no vienen a la cabeza otros de mayor importancia o más trascendentes.
Y digo , en lo que a aquellos atañe , que estoy leyendo un libro de la colección LA PLÉYADE , que dirigió José Jané , fechado en 1944 , primera edición , y titulado ELISABETH VUELA CONMIGO cuyo autor es , o fue , Walter Ackermann .
Walter Ackermann , lo acabo de ver porque hasta ahora lo desconocía , fue un piloto civil suizo , y escritor , que nació en Zurich en el año 1903 y murió en la ciudad alemana de Constanza el 20 de julio de 1939, poco después del fin de la Guerra Civil Española que parece no acabar nunca aunque hayan pasado ya más de ochenta años desde que terminase. Dios quiera que alguna vez acabe del todo y se perdonen los unos a los otros. Ojalá así fuese.
Sobre el grupo de la Pléyade no digo nada porque todos conocen que estuvo compuesto por siete poetas franceses de mediados del siglo XVI a cuyo frente estuvieron Pedro de Ronsard y Joaquín du Bellay ; y lo que se proponían .
Volviendo , acabados estos tres incisos , a la novela que estoy leyendo digo acerca de ella que voy por la página 141 y que siempre había dudado en hincarle el diente por considerarla , a priori , que se trataba de algo escrito sin calidad literaria . De un folletín de mala muerte . En lo que se refiere a esta supuesta falta de calidad , ya escribiré algo más . Primero está el acabarla de leer y después me pronunciaré sobre el texto del piloto de la compañía Swissair . Adelanto ahora que se trata de un conjunto de cartas de amor cruzadas entre Elisabeth Anwill y Werner Rickenbach , protagonistas de la novela , en las que el piloto demuestra también su amor por el vuelo en avión y las diversas formas en las que se pueden observar las realidades geográficas , bien se vean desde la superficie o se contemplen desde las alturas . Todo depende del color del cristal del que se mire, dice el refrán y digo yo.
La encuadernación del ejemplar que tantas veces toqué y otras tantas dejé en el el lugar que siguió ocupando y descansando , es atractiva y se conserva en buen estado. No tanto sus páginas en las que el paso de los años , tres cuartos de siglo , han dejado sus huellas según delatan los colores amarillentos e incluso , en algunas de ellas , las manchas de humedad .
Prometo dedicarle una entrada a la novela de Walter Ackermann y escribir algo más de él ya que hoy ha sido su texto el pretexto para teclear algo el escribidor e intuyo , por lo que llevo leído, que se trata de persona como todos debiéramos ser . Creo que mucho de autobiografía del autor reflejan sus páginas.
2 comentarios:
Hola Guillermo!! Que estaba yo dándome un paseo por los blogs y me he encontrado con el tuyo que por lo que leo me gusta, así que, con tu permiso me quedo por aqui y te invito a que pases por el mío si te apetece. Yo no soy tan laboriosa como tu, ya que solo suelo hacer dos entradas o máximo tres al mes.
Saludos.
ME PASARÉ POR EL TUYO EN CUANTO QUE TERMINE DE ESCRIBIRTE ESTE COMENTARIO EN EL QUE TE AGRADEZCO LO QUE DICES , CONCHI .
UN ABRAZO .
GUILLERMO
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