Será después del día de la Virgen del Carmen que pasado mañana es , Dios mediante y si el tiempo o alguna circunstancia inesperada no impide nuestra vuelta a tan buena y extensa playa de la provincia de Cádiz. La edad avanzada , pudiera decir provecta pero me parece término cursi para ser escrito por el escribidor que escribe lo que me hace inclinar por decir avanzadísima de mi madre ( 91 años ) nos obliga a no alejarnos mucho de nuestra ciudad aunque Margarita esté bien cuidada de día y de noche y su estado de salud , considerando la edad , sea bueno por no decir óptimo. Cuidada y atendida por dos personas como Dios manda y por su único hijo : yo , más ayudas familiares íntimas .
Circunstancias personales y vitales que casi me obligan a no alejarme más de ciento cincuenta o doscientos kilómetros de Cádiz teniendo en cuenta que quien escribe es persona responsable.
Debido a ello , mis desplazamientos o viajecitos actuales son cortos como acabo de decir. Entre estos, Carmen y yo hemos pensado repetir otra ida a la playa de el Palmar en la que tan bien estuvimos hace poco y tan buenas cositas tomamos en casa Francisco el de siempre.
Quiera el Gran Hacedor que así sea y los dos , Carmen y yo , volvamos a pasar , en este caso solos , otro buen día que mientras más contabilicemos en nuestras vidas , mejor. Las desgracias vienen solas aunque tengan las patas más largas que las mentiras y buscarlas o tratar de hacerlo es gravísimo error que debiera estar considerado como pecado capital por la iglesia católica si tuviese más sentido y conocimiento de la realidad y no se limitase a considerar pecado las ñoñerías habituales que no pienso , sino que eludo , recordar aquí pero que toda persona con dos dedos o uno de luz sabe y reconoce.
En esta ocasión , pasada la festividad de la Virgen marinera por antonomasia , miraremos el mar situado algo más al este de casa y nos bañaremos en sus aguas frías y cristalinas gozando de él y de todo lo que se pueda gozar sin hacer daño a nadie , sino todo lo contrario tal todos los hombres debieran ponerse por obligación primaria y principal . No olvidemos que el undécimo mandamiento es no molestar y el duodécimo facilitar la vida a los demás . Al menos así es para nosotros. Y si es así es porque así nos lo parece imitando , con la expresión , el título de una obra teatral de Pirandello.
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