Escribí , en anterior post , que me defendería de los ataques de Bilderberg como gato panza arriba. He soñado con ello .
En el sueño los hombres de Bilderberg , los soldados de Bilderberg , me perseguían con armas sofisticadas que no acierto a describir. Yo corría y corría sin parar empujando a quienes estorbaban mi carrera. Trataba de poner tierra por medio e incluso agua si necesario fuese. Todavía no era pero lo sería. De vez en cuando miraba hacia atrás y en una de las ojeadas conté hasta cinco individuos que me acosaban por las estrechas callejas de lo que me pareció ser una morería de la medina .Un pensamiento me dibujó una sonrisa a pesar de lo delicada que la situación era para mí. Me imaginé que era una liebre saltarina ante el acoso de galgos corredores. Yo seguí aumentando la distancia con respecto a mis perseguidores cuando de pronto la puerta de una casa se abrió antes de que alcanzase un adarve sin salida en el que no hubiese tenido escapatoria.
Una anciana árabe me dio paso y me ofreció té frío que me entonó el cuerpo. Sentados entre almohadones de cuero me contó una vieja historia de la Sevilla almohade ocurrida al pie del minarete de la mezquita aljama ; al pie de la Giralda bajo cuya sombra aprendí tantas cosas...No es momento de contarlas , ya lo será , y continué , tras la taza de té moruno y unos dulces de almendra , intentando despistar a mis perseguidores.
El sueño continuó y el escribidor voló en una nube que se desinfló al dejar caer agua sobre agua. Al desinflarse caí al mar y , como pude , alcancé la costa cercana a la que llegué exhausto. Tumbado descansaba cuando un extraño ruido me hizo girar la cabeza hacia el sitio de donde provenía.. Vi entonces a mis cinco perseguidores acercarse y no tuve más remedio que volver a emprender la carrera intentando alcanzar una casa solitaria en la arena de aquella playa inmensa. Creí que la casa sería de pescadores pero no fue así . Era un chalé con todas las de la ley habitado por gente que estaba fuera de ella a juzgar por la forma en la que me recibieron: a patadas . No tuve duda de que el azar , la mala fortuna , me había hecho pedir asilo a gente tan ruin como inhospitalaria y volví
a correr hacia no sé qué lugar . En lontananza vislumbré algo que me pareció un faro y hacia él encaminé mi carrera . Volvía a ser más rápido que mis perseguidores y al faro llegué con ventaja suficiente como para subir por las rampas que llevaban a la parte más alta del faro , hacia la linterna que , al haber todavía luz solar suficiente , no emitía los destellos que servían para orientar a los barcos y embarcaciones que por aquellas aguas navegaban.
El farero , harto de estar tanto tiempo solo , entabló conmigo una agradable conversación en la que me contó , antes de que mis perseguidores alcanzasen las primeras rampas de subida , la historia del faro. En origen había sido construcción romana que visigodos y árabes restauraron . Poco después , con la conquista cristiana , fue reconstruido por los hombres norteños que ocuparon el territorio para que siguiera siendo faro emisor de llamaradas nocturnas que servían de guía para navegantes . Al llegar la luz eléctrica , las llamaradas se convirtieron en destellos lumínicos nocturnos que sirvieron para lo mismo .
Terminada la historia , hice con el farero , que se llamaba Juan , un trato con el fin de que me diese cobijo y me escondiese en algún rincón de su habitáculo para evitar ser apresado por los hombres de Bilderberg . Hecho el trato , pasé al interior del habitáculo mientras oía las cada vez más cercanas pisadas de mis perseguidores . Alcanzada por estos la parte más alta del faro , la linterna , miraron con caras de pocos amigos y destempladas a Juan el farero y le preguntaron por mí.
Juan respondió que nadie había ascendido al faro ( era parte del trato hecho ) , con anterioridad a ellos , más que su novia que venía a verlo de vez en cuando y la última vez que había ido a verlo fue ayer.
Los hombres de Bilderberg no se dieron por satisfechos con la respuesta que Juan les dio y comenzaron una búsqueda expoliadora que iba en contra de todo lo legalmente establecido por cualquier ordenanza o ley . Poco fructífera resultó la búsqueda y los objetos requisados , mejor sería decir robados , fueron repartidos entre los cinco como buenos hermanos . Al punto emprendieron la retirada con las cosas arrebatadas a Juan pero dándose con cinco cantos en los dientes ya que no habían encontrado al escribidor por ninguna parte.
Salí de mi escondrijo al oír el silbido de Juan , cuestión acordada de antemano , y al salir me desperté del sueño .
Dudo que las personas pertenecientes al club Bilderberg lean estas letras . Si lo hacen pueden pensar que sueño con ellos y sus taimados métodos de persecución . Leerán certidumbres
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