Nos hemos despertado con las orejas algo mejores. No es que hayan recuperado aún sus formas naturales ni el escozor haya desaparecido , pero están los pabellones auditivos un poco más eréctiles , perpendiculares al rostro tal dos alas a mitad de la cara. No hacia abajo y sí de tamaño menor , pues nos llegaron a crecer como las de algunos aborígenes de tierras lejanas de los que habla san Isidoro en sus Etimologías hasta el punto que nos podíamos envolver en ellos como un paquetón de churros, lo que nos fue incomodísimo porque nos reliábamos y nos impedía el movimiento , ya de por sí dificultoso por los trajes escafándricos que nos hicieron en Florida.
Mejoría, pués , del virus , pero no curación. Ni que decir tiene que mi primo y yo estamos sin yelmos porque las orejas en tan peculiar estado impiden que nos los encasquetemos. Arturo se muere de risa ,con molesta continuidad , al vernos con tales aspectos de tazas de te o de café con leche.Intentando hacer gracia , nos intenta coger por los apéndices laterales cual ánforas púnicas que es lo que dice que parecemos. Será que se nos va haciendo el cuerpo para lo que nos queda por ver. Monstruositos estamos , sin la menor duda , y él tan bajito pero tan bien hecho y pinturero como siempre.
En el visor de larga distancia , llega a detectar y a reflejar lo que a cien kilómetros tenemos a proa , popa, babor y estribor de la nave , acaban de aparecer unos objetos volantes que yo he identificado como pterodáctilos jurásicos. Juro que son de la forma y apariencia de aquellos pájaro-peces como dedos ,alados ,que poblaron los cielos del planeta azul en tiempos de maricastaña. Parecen que vuelan en dirección a nuestra DAMA DE HISPANIA, DE ESPAÑA O DÓNDEMEO , de nombre tan ursaonense , y no con intenciones buenas. En un minuto los tendremos a un palmo de nuestras narices y a ver qué pasa. Pasó que nos ignoraron, pero tras ellos han aparecido unas naves cilíndricas expulsando fuego a diestra y siniestra , lo que nos ha obligado a desplegar , con carácter de emergencia, nuestro toldo , ignífugo , de protección. Ha aguantado el ataque , porque así ha sido , y podemos seguir navegando hacia Marte. Las visitas y peligros de los que los marcianos nos advirtieron por escrito han llegado. Los esperábamos y esperamos más antes de alcanzar , el martes, nuestra meta : Marte. Me pica la oreja izquierda y a José Joaquín la derecha. La tiene como un tomate. La mía está como un pimiento . Me acuerdo de los gazpachos tan buenos que mi mujer hace desde marzo a octubre , ambos inluídos.
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