En capilla y en un apartamento de la playa de Mazagón , próxima a la base de El Arenosillo desde donde seremos lanzados al Espacio infinito. En el apartamento, modestito en honor a la verdad , estamos los tres aeronáutas : Arturo Pérez y Pérez , hijo y nieto de Mariquita Pérez , el piloto de la nave de tan muñequil apellido, mi primo José Joaquín Pineda Calle , acompañante emérito y yo , uno de los periodistas más intrépidos y tremendos del periodismo terrestre. Pienso guardar mi privilegiada posición en las filas del periodismo marciano si las circunstancias lo permiten y vuelo y marterizaje discurren con la normalidad que deseamos.
José Joaquín , a la vista de la modestia del apartamentito , ha decidido reservar habitación en un hotel próximo porque dice que entre las cuatro paredes del piso se agobia. Le he comentado que más se agobiará encapsulado en la nave ; y me ha respondido que la nave es la nave y el apartamento , muy mejorable. Que él se hace a todo cuando las circunstancias obligan , pero que ahora no hay circunstancia que justifique la estrechez y falta de sevicios mínimos del apartamento. Sólo el deseo de don Fidel de ahorrarse algunas
perritas .
En el hotel al que se ha ido José Joaquín está hospedada la crema y nata del periodismo español . No doy nombres para no herir susceptibilidades , pero , desde lejos ( hago una excepción ) me ha parecido que Federico Jiménez Losantos se subía en un taburete y pedía en barra una copa , más grande que él , de wodka con limón. Dudo si será para bebérsela o para bañarse en ella tan gran hombre del periodismo oral y escrito. Una paradoja que don Federico , de oro bajo su pico , pida tal bebida.De los rusos , ni agua, le he oído comentar alguna vez. Son maquiavélicos , suele decir. Tan maquiavélicos como él , digo yo.
Acabo de revisar el matalotaje del viaje y creo que nada he echado en falta. Todo a punto para cuando nos llamen desde la base de lanzamientos de El Arenosillo , el cabo Cañaveral español , que poco tiene que envidiarle al de la Florida americana , no del Inca , en cuanto a luminosidad . Sobre otras cuestiones no comparo porque las comparaciones son , casi siempre , odiosas. Al menos eso dicen.
Jamones , quesos , panes , pastas , huevos y patatas para hacer tortillas , chacinas selectas y conservas variadas de tal calidad. Agua y más agua.Vinos y más vinos , incluídos buenos champagnes franceses que tan del gusto son de José Joaquín y de Arturo.Don Felipe ha advertido que seamos parcos en el comer y beber porque la salud , como a Sancho dijo don Quijote , se fragua en la oficina del estómago y no en los quirófanos cuando la cosa se pone fea.
Revisando estaba la impedimenta,
cuando recibo una llamada de mi amigo Félix , el dueño de la Cepa Gallega de Cádiz , preguntándome si queremos un rioja joven que le acaba de llegar y que está que quita el " sentío " como algunas mujeres. Le agradezco el detalle y acepto su sugerencia , pues es persona de confianza.
Arturo se ha ido a la playa a darse un baño . José Joaquín está en su hotel y yo , solo , estoy en el apartamento documentándome sobre la martegrafía de la zona a la que , probablemente , lleguemos.
Ya hemos tenido un primer contacto con el vehículo espacial , si bien contacto virtual , no físico. El aparato es muy mono de diseño. Algo supositoril , pero armónico de líneas , aerodinámico como él solo. Lacado en blanco y con unos dibujos que recuerdan a los motivos marinos de las decoraciones de los palacios cretenses. Alrededor de su parte más ancha , luce unos ventanones por los que podremos ir observando todo el universo que vayamos atravesando durante los 90.000.000 de kilómetros que , kilómetro arriba , kilómetro abajo , recorreremos los tres en un espacio de unos cuarenta metros cuadrados , no apto para carreras de caballos pero sí de caracoles , cuernos fuera o dentro. Las caracolas pasan por épocas de fidelidad y de infidelidad , alternándolas ; y no como las vacas que son vitaliciamente infieles a sus toros adornándolos sin tregua ni descanso , putonas. Las caracolas son medio putonas nada más. Además , los cuernos que les ponen a sus maridos caracoles son menos ostensivos y llamativos , de menor tamaño , que los cuernos astifinos ,o no , que siempre lucen , sin pudor , los bravos toros del Ruedo Ibérico , satisfechísimos de que sus vacas les sean infieles y felonas las muy putonas. No sé , en este sentido , cuáles serán las normas éticas o religiosas de las regiones marcianas , Ya veremos.
La salida está próxima y los acontecimientos de despedida , preparados. Prestos a dar el salto , desde Mazagón informó Wilhelmus para EL DÍA DE MAÑANA. Que Dios nos coja confesados.
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