Confieso que estoy obsesionado con el viaje.Ya está todo preparado para el despegue desde Arenosillo , si el tiempo no lo impide , pasado mañana , Dios mediante , a la hora de la puesta del sol y de la Puerta del Sol. Me han dicho que , en Madrid, van a instalar una pantalla gigante de las que de moda están para que los policias que impiden el acceso a ella de los indignados puedan ver la salida de los tres primeros cosmonáutas españoles . La salida , fulgurante y fogueada de Wilhelmus Alvarinus Toletanus , el intrépido y madurito as del periodismo mundial hacia el celeste infinito. De los tres aeronáutas , quien más miedo demuestra es mi primo José Joaquín Pineda ; siempre , desde niño , fue algo cagueta. Miedo que me ha contagiado y que , pienso , habrá sido la causa de la pesadilla que esta noche he sufrido en cuerpo , me desperté con el corazón encogido y jadeante , y alma. Soñé lo que a continuación narro :
Tras marterizar en la ladera del altísimo monte Olimpo , no lejos del cráter, y echar pie a Marte , mi martirio comenzó. Apenas pasados unos segundos de abandonar la nave llamada con el cacofónico y mingifónico nombre de DONDEMEO por motivos obvios ( teniamos que hacer nuestras aguas mayores y menores en un tubo con salida al Espacio porque la tecnología hispana no da para más aunque las plataformas de marterizaje actuaron de forma política y tecnológica correcta ) ; vemos venir hacia nosotros a la primera marciana de nombre conocido , Martina Martínez de Marte , quien se enamora furiosamente de mi corto metro con sesenta y cinco centímetros de estatura cuando me tallaron ( algo habré perdido ya )y de mis albas barbas y mirar sereno según más tarde me dijo , mientras Alberto Pérez y mi primo José Joaquín , aterrados , se escondían tras un pedrusco ante el peligro inminente. Yo, sin duda , resultaba para Martina el más interesante de los tres ; o el más bobo , que nunca se sabe. Lo cierto es que Martina , de ojos que parecían dos alfileres clavados en un rostro plano como el de la luna, unos cuarenta centímetros de estatura , piel verde botella , patizamba , sin pecho , de culo nada prominente y menos atractivo, sin un pelo de tonta ni de lista y en un top less que quitaba las ganas de todo lo relacionado con el , en la Tierra bello sexo, me requiere de amores y sexo , mucho sexo , gesticulando de forma comprensible , aunque nada dijera , y ordinaria. Sin darme tiempo a alcanzar el escondrijo tras el que se ocultaban mis acompañantes de misión , muertos de miedo como el castañear de su dentaduras delataba , se me echa encima y me busca la boca mientras me besa el cuello...
Me desperté con el corazón en un puño , boca seca y cabeza atolondrada ;y vi a mi mujer , que mona es , a mi lado. Qué alivio , dije compungido . El cielo está aquí y el infierno no está bajo tierra . Está en Marte. Tras dos vasos de agua seguidos y una ducha fría empecé a reconfortarme . Espero no tener más estos sueños con las adefesias de Marte. Las efesias de Éfeso serán guapísimas , pero las de Marte son horripilantes , según la pesadilla. Si así son en realidad , las mujeres de los futuros aeronáutas no debieran tener celos. En este sentido , peligro cero. Para salir huyendo . Si se puede.
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