Cuando los vimos entrar supimos que no se trataba de los orientales esmirriados que solemos ver en las tiendas de chinos. Ellos eran redondos de cuerpos y caras alunadas ; ella monilla que para eso Kim Jong Un es el mandamás de Corea del Norte y no colaborador del médico y periodista Gran Wyoming en sus entretenidos programas de televisión. Kim Jong Un no pidió un solo cochinillo asado como cualquier persona normal , sino uno , dos , tres y cuatro para él solo. Parecía no mantener malas relaciones con su hermano y pésimas con su mujer , Ri Sol Ju . Sol naciente , me explicó la coreana , entre sonrisa orientalizante y sonrisa orientalizante que se llamaba su cuñado , como queriendo darle celos al gordo de treinta años , su marido , que la acompañaba y con el que parecía no estar muy satisfecha en sentido alguno. Aunque hablaban y hablaban y no había quien los entendiera , resultaba fácil percatarse de que la charla no discurría por buenos caminos entre marido y mujer. Ella ponía cara de asco cada vez que su gordo marido Kim Jong Un engullía un trozo de cochinillo al que tanto recordaban sus rasgos , si bien los del cochinillo eran y estaban más tiernos. El personal del restaurante , incluído Godofrito Malagamba que no paraba de freirle gambas a la andaluza al energúmeno coreano líder supremo de Corea del Norte , su hermano más comedido y frugal en la comida pero los dos tan borrachos uno como otro , estaba alucinado con la inesperada visita. Era vox populi que el inmaduro Kim Jong Un estaba dispuesto , amparado en su ignorancia y osadía , a liársela a Corea del Sur y a los Estados Unidos norteamericanos. a quienes amenazaba con armas nucleares de destrucción masiva.
Lo que le faltaba a la situación mundial actual es que un gordo enfermizo cual es el citado Kim Jong Un esté dispuesto a semejante barbaridad . ERA OBLIGACIÓN MÍA , así con mayúsculas , tratar de poner freno a tal dislate , pues para algo soy relaciones públicas de EL RECLAMO DEL GOURMET. Debía ejercer como tal y asesorar al mandamás coreano con la sana intención de hacerlo desistir de su tentación. ¿ Y , cómo hacerlo ?. Considerando que hazañas mayores he realizado en mis años de existencia , la labor , si bien ardua , no habría de ser imposible para alguien que hazañas aún más arduas habia llevado a cabo en tiempos todavía no en exceso alejados al día de la fecha ; hoy mismo. Así que , ni corto ni perezoso , llamé al chino de la tienda de la esquina y lo convencí para que me hiciese de traductor o lengua en tan distinta lengua , de la mía , cual era la que hablaban los comensales coreanos. Le dije al chino Li , el dueño de la tienda de la esquina , que le hiciese saber a Kim Jong Un que me comprometía , en nombre del restaurante y de la paz mundial , a enviarle , una vez a la semana , una piara de cochinillos lechales como los que había devorado en El RECLAMO y absolutamente gratis. Sin tan siquiera cobrarle los gastos de envío a su lejanísimo país. Aunque no consulté mi decisión con don Justo De la Justicia porque estaba seguro que consideraría justa y justificada mi propuesta al coreano mandamás , mi proposición , hecha en aras de la paz mundial , fue aceptada por Kim Jong Un , su hermano y no sé si por Ri Sol Ju , que me seguía sonriendo y tratando de coquetear conmigo ante las chatas narices de su poderoso marido. Ver para creer que uno , a sus añitos , puede resultar atractivo para mujeres tan alejadas en el espacio y en el tiempo. Ri Sol Ju creo que prefiere a cualquier varón , oriental u occidental , mayor o menor , antes que a Kim Jong Su el amenazador. Unos amenazan con guerras y otros cardan la lana recortando lo susceptible y no lo susceptible de recortar. Si el gordo dirgiente coreano cumple su palabra en lo concerniente a retirar sus amenazas y sobre lo apalabrado conmigo , de lo que no estoy muy convencido , yo ; Wilhelmus Alvarinus Toletanus , habré salvado al planeta Tierra del desastre que otra gran guerra , a cañonazos y bombazos probablemente atómicos , pudiera suponer si se desatase.. Si lo apalabrado con el máximo dirigente norcoreano se cumpliera , otra fazaña o hazaña mía que dudo sea reconocida de manera oficial. Ni falta que me hace dada la manera en la que está lo oficial.
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