Me volvió a llamar como me dijo cuando se despedían Tania y Gualterio . En nuestra conversación a través del teléfono me contó historietas horripilantes que me pusieron los vellos de punta . Una de ellas consistió en decirme que ya dominaba la lengua china y que si yo quería podía demostrármelo.
Respondí que con su palabra era suficiente porque yo no iba a entender las cosas que en dicha lengua me decía . Se avino y conformó con mi contestación pasando , sin dilación , a contarme cómo le iba en su nuevo bufete.
Lo había abierto en el centro de la localidad en la que vivía , Hervás como todo lector asiduo del blog sabe , ya que él era abogado , también como cualquier asiduo lector sabe , y laboralista se consideraba. Su primer cliente fue el chino Dalai al que asesoró en cuestiones de arrendamiento del local en el que daba sus clases sin presentarle minuta alguna ; comportamiento que no era habitual en un judío pero Oran , aunque judío sefardita de pura cepa , era además un hombre honrado y bien mirado y admirado por el pueblo en general. Esto lo pensé yo , no me lo dijo Oran , para no interrumpir el monólogo ya que había cogido carrerilla y la conversación iba para largo.
Me habló de Samuelito al que habían convencido para que no hiciese más prodigios y al que , en las veinticuatro horas transcurridas desde ayer , le habían salido todos los dientes . Era , pues , el niño , un dentado aunque aún no tuviese edad para serlo . Un dentado con dientes de leche pero que pronto cambiaría por definitivos hasta que la edad hiciese de la suyas convirtiéndolo en desdentado obligado a hacerse una dentadura postiza. Yo ya no estaré en este mundo , apostilló , ni Marisa tampoco , y Samuelito habrá pasado a ser llamado don Samuel .
Sobre SUCOT habló y habló sin parar , como me temía , diciéndome que las tijeras y navajas que vendía cortaban y rajaban como ningunas hasta el punto de que apenas vendía cuchillas ni navajas de afeitar ya que a los barberos con las navajas corrientes y molientes de SUCOT les bastaba para sus rasurados. Indicativo de la buena marcha del negocio era que su fama se había extendido más allá de los Pirineos y se había visto obligado , por el aumento de clientela y de pedidos , a contratar , sine die , a un ayudante para Fernando de sexo femenino , Lolita de nombre de pila , con la que el antiguo empleado había congeniado tanto que él creía que había surgido algo entre ellos . El amor , dijo , tomándose un respiro en la perorata que me estaba largando .
Me alegro de ello le dije , a lo que me respondió cortante : de qué . De todo , contesté yo algo amoscado por el tono de la respuesta. Ah , volvió a decir Oran , antes de proseguir hablando y hablando sin saber yo si alguna vez terminaría .
De SUCOT pasó a hablarme de Marisa , como si yo no la conociese y de los atractivos de Hervás , como si yo tampoco los conociese . Al ver que no paraba de hablar , le dije que estaban llamando a la puerta ,nos despedimos de forma correcta , colgué y respiré al colgar el teléfono fijo.
Una cosa es ser amanuense y otra , muy distinta , es verme obligado a escribir las cosas sin importancia que a Oran se le ocurra contarme de esta forma tan pesada .
Tras colgar el teléfono intenté darle a una palabra con la que no he dado pero que cuadraba a la perfección para definir la conversación insulsa que mantuvimos .
Pienso que es la única conversación que he mantenido con él en la que nada importante me ha dicho.
Sin embargo , como su amanuense soy , aquí la expongo de peor o mejor manera. .
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