De su viaje alrededor del planeta Tierra y de su ida al planeta Marte . Por si su viaje terráqueo hubiese sido poco , me dice , en su última conversación conmigo mantenida , que acaba de volver del viaje a Marte .
Nadie lo creerá como nadie se creyó el mío o los míos. Peor para ellos que tan incrédulos son. Me habla y me habla de cosas que yo ya sabía y conocía como , por ejemplo , del extraño aspecto que sus habitantes , en relación con nosotros , presentan. Le digo que el hábito no hace al monje y me dice , a bote muy pronto y a renglón seguido de mi comentario , que en el planeta rojo no hay monjas ni monjes. Que los único que allí existen son los martenses o marcianos y que los hay a billones. No ha tenido ocasión de contarlos pero que se atrevería a decir que a trillones. Que todos los habitantes del planeta rojo creen en un principio al que llaman el Sumo Hacedor , parecido al Gran Hacedor del que aveces escribo.
De los muy numerosos habitantes que me habla , me dice que , entre tantos , los hay para todos los gustos pero que predominan los buenos porque los que lo son menos están en las cárceles. Unos son más altos y otros menos altos pero que todos tienen unas orejas muy grandes que les permiten oír los sonidos bastante mejor que a nosotros nos permiten distinguirlos nuestras orejas. Sus entendederas, le digo a modo de digresión , son también superiores a las nuestras . Muy superiores , le recalco. Se muestra de acuerdo con lo que le digo y continúa con la narración de su viaje a Marte diciendo lo que sigue : y .
Hizo el viaje de ida en cinco horas , viajando a velocidad muy supersónica y en nave española , y el de vuelta a velocidades muy superiores en cuanto que iba a bordo de nave marciana que más rápidas son ; y en menor tiempo . Diría que más que corriendo , atravesaba los espacios siderales volando como pocas veces estará tan bien utilizado el verbo volar.
De los habitantes del planeta rojo me alabó su capacidad de discernimiento que les permite saber y distinguir, a las primeras de cambio , lo verdadero de lo falso y , dentro de lo verdadero , lo que más valor tiene . A ello se debe , probablemente , que los martenses o marcianos no hayan caído en los mismos errores que nosotros hemos caído en la Tierra y hayan avanzado en otras direcciones que les prestan y favorecen un mejor conocimiento de la realidad. Los calificaría como sabios , me dijo Titín que mucho sabe , escrutadores y conocedores del Universo.
Su estancia en Marte duró cinco días naturales y durante ellos pudo apreciar la fidelidad que los matrimonios o parejas se guardaban y la inexistencia de cornamentas( es lo que les hacía falta bajo el punto de vista de nuestros cánones estéticos ) entre ellos . Si las cosas iban mal entre el marciano y la marciana , o viceversa , se separaban y santas pascuas. Los hijos de los separados acudían a escuelas especiales al poder estar traumatizados por algo. De estos centros salían curados de espanto y de todo. Como nuevos.
De igual forma pudo constatar la sabiduría de los maestros de primeras letras , como allí se les llama y aquí se les llamó tiempo ha , y las exigentes pruebas y evaluaciones continuas a las que a estos se les sometía para salvaguardar los óptimos aprendizajes .
Muchas más cosas , algunas las traía anotadas , pudo observar durante su estancia en el planeta rojo. Otro día dijo que me las contaría porque por hoy estaba bien la cosa.
He podido observar , en la narración que Titín Kambumba ha hecho de su viaje , que para nada me ha hablado de personalidades que hubiese conocido . Pienso que otro día lo hará y me hablará de los apellidos más nobles y conocidos allí como los rojo , es posible que me hable de Rosita Rojo , los Martini , los Martinelli , los Rosáceos o los Rosados entre otros muchos .
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