En qué estaría yo pensando cuando llegué a creer que ya no habría más incidentes en nuestro viaje. Quizá haya sido , el que narro , el más peligroso de todos lo miremos por donde lo miremos . La avanzada técnica que demostraron los venusianos , quienes al tanto de nuestra travesía del Espacio estaban , tal vez los decidieran a organizar una expedición bélica contra nosotros , viajeros civiles y no militares como ellos eran. Venían , está clarísimo , de Venus , el segundo planeta que gira alrededor de El Sol. El primero es Mercurio y el tercero nosotros . Entre ambos Venus , como se sabe. Las atacantes eran mujeres bellísimas , verdaderas Venus , y los atacantes , verdaderos Adonis ; muy superiores en todos los aspectos a los habitantes del planeta rojo al que nos dirigíamos. De la superioridad sobre nosotros , los habitantes del azul , qué voy a decir... Tal vez seguros de sus bellezas físicas los atacantes pensasen que con ellas lo conseguirían todo. Tras colocarse ante la CUCARACHA , que seguía siendo comandada por Arturo Perez y Bomarzo Martini , el cual ya estaba algo recuperado , lanzaron con sus fusiles lenguas de fuego que llegaron a llagar la superficie exterior de nuestra nave de manera ostensible, ocasionando un pequeño agujero que , con rapidez , taponó con efecto aún más rápido mi primo José Joaquín Prieto aplicándole una pasta que expresamente aparecía colgada y en su envase de la pared redondeada de la CUCARACHA . De esta manera , mi primo Prieto nos sacó de aquél peligroso aprieto. El exterior de la nave lo veíamos , desde las ventanillas, muy llagado , ajado y deteriorado , mas por dentro no apareció ni un agujero más.
José Joaquín fue alabado y ensalzado en ingles y en castellano , excepto por Katiuska que lo hizo en ruso y se veía tan bella como las guerreras que nos habían sorprendido ingratamente por los fines y los métodos utilizados , no por su belleza que era muy grata . No obstante los venusianos ni se dieron por vencidos ni tiraron la toalla , consiguiendo , no sé cómo , penetrar en el interior de la CUCARACHA y preguntar que a dónde íbamos . Que cruzar y atravesar el Espacio entre la Tierra y Marte , solo le estaba permitido a los martenses o marcianos , pero no a nosotros los terrícolas que , como tales , nos hallábamos muy atrasados en conocimientos técnicos. Seres inferiores y no merecedores de salir de nuestro planeta azul con la excepción de las idas y venidas a la Luna y la de lanzar objetos y sondas observadoras al Firmamento . José Joaquín les dio la razón y les dijo , en castellano que ellos dominaban a la perfección , que existiendo los problemas que existían en la Tierra era un contradiós planear un viaje nada más y nada menos que a Marte por muy amigos que fuéramos Rosita , Colorín y su primo el escribidor. Ante esta exposición de los hechos de forma tan clara ( reflejo de su parla abogacil , palabra que quizá no admita la Real Academia de la Lengua pero que viene al pelo para lo que el escribidor intenta expresar ) el ejército venusiano comprendió nuestra curiosidad y , sin más , volvieron a su vehículos espaciales pero prohibiendo , no nuestra ida y vuelta de Marte , sino que desde la Tierra se organizasen más viajes Tierra-Marte. De inmediato me di cuenta de que nuestros anteriores viajes al planeta rojo no los habían captado ni observado. También de inmediato , los compañeros de viaje prorrumpieron en una ovación total a José Joaquín ; en especial Melania , Katiuska , Glaukopis y las demás señoras y señoritas que iban en la CUCARACHA VOLANTE la cual siguió su camino astral tan campante como rampante aunque con su exterior algo maltrecho y abollado . José Joaquín , ufano por habernos salvado de los aprietos antedichos , sería ya un viajero admirado y exaltado por parte de todos, quienes le prometimos , si a Marte llegábamos , organizarle un homenaje muy especial en agradecimiento y como demostración de su comportamiento ejemplar.
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