Sería más justo decir estamos pues hacemos la guardia Glaukopis y yo. De guardia en casa de Carmen-filia y a la espera de que vengan los artistas que le van a cambiar una ventana. Supongo que aparecerán sobre las nueve . Esto, a primera vista , carece de interés para los lectores del blog pero no para Glaukopis ni para mí . Explico el porqué.
Se trata del piso en el que vivimos , Glaukopis y yo,de recién casados ; y aunque nuestros dos hijos no nacieron en él , lo hicieron en la clínica correspondiente , si digo que fue su primera casa digo bien. A ella vinieron con dos o tres días cuando en la clínica,tras el parto, le daban de alta a su madre.
Guardamos , los cuatro , imborrables recuerdos de los nueve años en los que vivimos en el piso en el que hoy hacemos guardia ;si bien yo algo más en cuanto que de soltero ya lo habité. No habita , por tanto , en él olvido alguno sino recuerdos . Además en él , cuando nos mudamos al paseo marítimo de la ciudad , vivieron mis padres al trasladarse desde Sevilla y afincarse en Cádiz. En èl transcurrió la enfermedad de mi padre y murió mi madre.. Recuerdos de todos los colores , unos más claros que otros , me asaltan cuando a él vengo y hoy , que permaneceremos más tiempo en él , más. Recuerdos agridulces aunque el dulzor debiera predominar. Agua pasada no mueve molinos...
Recuerdo , estando de guardia y moviéndome para allá y para acá, cuando jugaba con Guillermete y cuando oía a su madre contarle cuentos clásicos o inventados por ella.
Recuerdos de tiempos que huyeron y que hoy me asaltan como asaltarán a Glaukopis. Recuerdos de nuestros hijos y de mis padres a los que echo de menos aunque nunca llegaran a comprenderme por unas cosas u otras. Ni a comprenderme ni a respetarme, como persona ,a pesar de haber sido unos padres tan buenos como equivocados. Yo , aunque no esté bien decirlo , también fui bueno con ellos. Glaukopis , qué capacidad , muy buena.
Quiero recordar solo los buenos ratos , no los menos buenos o los malos , que también pasamos Glaukopis y yo. Puede que mi actual enfermedad se deba , en parte , a ellos.
Veo a Carmencita , de muy niña , jugar con sus muñecas y corretear con su hermano por el pasillo. Veo tantas cosas reconfortantes , sobreponiéndose a los malos ratos,que se me saltan las lágrimas. Las contengo y pulso las teclas estando sentado en una mesa de la casa en la que hoy vive Carmen-niña. Tardó en hablar , no así Guillermo , y por ello mi padre le decía ni oxte ni moxte . Ella , aunque permaneciese en silencio , mucho quiso a su abuelo paterno y , mirándome , me sonreía queriendo decirme que le hacía gracia el apodo : ni oxte ni moxte.
Recuerdo , como mi hija me escribió hace poco , que los cogía en brazos contadas veces . Me daba miedo no fuera a lastimarlos o se me cayesen . Los debiera haber cogido en brazos más y haberme dejado de miedos tontos.. También esto me viene a la memoria y , en verdad , me arrepiento de mis miedos. De estos y de otras tantas cosas que , lo sé , no he hecho bien en mi vida.
Cuando se mira hacia atrás desde el otero de los setenta años , se ve , si el análisis de lo hecho es objetivo , que en algunas cosas se ha acertado y en otras no . Reincidir en los errores es de tontos. Rectificar es de sabios . Más vale rectificar que reincidir en ellos.Quiero pensar que habrá tiempo para la rectificación.
Oigo al artista , hasta ahora solo ha venido uno, martillear haciendo su cometido en el que fue nuestro dormitorio que hoy es el de Carmencita . Están cambiando la ventana y por lo mismo estamos de guardia : de guardeses .
El niño , Guillermo , sigue con sus músicas y su simpatía . Ayer vino a casa tras ver a su hermana ; a la casa del paseo marítimo . Seguiremos , mi mujer y yo , en casa de la niña hasta que instalen la ventana nueva. Almorzaremos con ella y ,ojalá lo hagamos muchas veces más , estaremos de guardeses hasta que Carmen venga del colegio en el que ejerce su magisterio.
A la memoria me vienen los tiempos en que eran un niño y una niña . Los recuerdos se me agolpan . No son más que recuerdos.
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