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EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

jueves, 28 de abril de 2011

MIS COLEGIOS Y MIS UNIVERSIDADES

Los colegios en los que uno ha estado influyen en la formación de la persona aunque la educación de verdad se reciba en las casas. Son, por ello, los colegios , importantes en nuestras vidas. Tal vez el primer camino para la socialización del individuo , algo a tener en cuenta lo miremos por donde lo miremos.

Estuvo mi primer colegio muy cerca del campo de fútbol del Sevilla , en el barrio sevillano de Nervión, próximo a la casa en la que nací y viví mi primera infancia hasta que cumplí siete años. Era de monjas , que admitían párvulos, y se llamaba la Sagrada Familia. De él recuerdo que era un chalet con arbolado jardín y un gran parterre repleto de arena húmeda en el que a veces jugábamos y hacíamos construcciones de variados tipos : túneles , castillos... En él compartía juegos con Violadé, Pablo y Villa, mis tres primeros amigos de colegio. Recuerdo a sor Tarsila , primera maestra de letras, números, dibujo e Historia Sagrada , contarnos la vida de Cristo de tan buena y adecuada forma que , a veces, me hacía llorar. Quise mucho a la madre Tarsila aunque sus relatos de la pasión del Señor me arrancaran lágrimas sentidas.


Me matricularon en los Escolapios cuando nos mudamos de casa y en el colegio, por aquel entonces en la plaza de Ponce de León , en el sevillano palacio de los Ponce de León , comencé a ser consciente de la desigualdad de clases . Me llamó la atención que una verja separase a los niños de pago de los que recibían enseñanza gratuíta y que todos los días tuviésemos que oir una misa tostona en la que me aburría. Como todo tiene su lado bueno, observaba las columnas , la cúpulas , las capillas , los altares laterales y los cuadros de la iglesia a la que íbamos un día sí y otro también hasta llegar a conocer los más íntimos rincones de la iglesia de los Terceros. Incluso contaba el número de candelabros y angelotes. Cualquier cosa era buena para matar el tiempo de misa. Sólo durante la Consagración y la Comunión me unía a la ceremonia. El tiempo restante me era un suplicio y los sermones de los curas , insoportables y reiterativos hasta el hastío. Recuerdo los recreos y cómo yo rifaba el huevo duro que mi madre me daba para tomar a media mañana y que yo , niño desobediente, lanzaba al repelón entre los demás compañeros porque si me lo tomaba me engollipaba . Era mi gran secreto a voces y mi segunda mentira sostenida . La primera había sido esconderle a una prima una maletita de viaje que le había pedido y no me había dado a pesar de tener varias otras y haber asegurado, contra viento y marea, que yo no sabía nada del tema. Cuando mi prima subió al avión , le dije a mi madre : la maletita la he escondido yo. Recibí mi primera gran riña , pero castaña tenía y tiene la niña .

Del colegio de los Escolapios de Sevilla, en el que estudió mi pariente político Luis Cernuda , recuerdo a don Luis, un maestro bajito y vejete que vivía en la calle Enladrillada y a don Antonio. De curas, sólo a uno que era amigo mío cuyo nombre no alcanza mi memoria. De compañeros ,a Parodi , Utrera, que era muy empollón, y a Garrido que era un golfete. ..Sólo estuve con los escolapios un curso porque me matricularon, por indicación de mi tío Ramón Dalebrook, en la Escuela Francesa , que ocupaba una casa palacio del siglo XVIII de la calle Abades , a la sombra de la Giralda. En él hice el examen de ingreso al bachillerato y aprendí la lengua moderna de la antigua Galia.

En la Escuela Francesa cursé todo el bachillerato e hice amistades que perduran hasta hoy. Colegio abierto y muy distinto a los demás en cuanto que dirección y financiación no eran nacionales. Los niños de la Escuela Francesa no éramos como los niños de otros colegios. Respirábamos unos aires más limpios y libres que los de otros colegios a los que el franquismo imperante imponía su escala de valores y su visión del mundo y de la sociedad. No éramos libertinos y sí liberales. Un sello impropio de aquellos lejanos años de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado. Recuerdo a monsieur Malet y el puñetazo que me propinó poniéndome un ojo amoratado por no recuerdo qué motivo. A la señorita Juana , tan francesa como él, tan buena institutríz. A don José Real y a don José Machuca , tan buenos profesores de literatura y de historia. A don José Alcántara el imponente matemático y a la señorita Lama, profesora de química. A don Pedro Mesa , el unamuniano profesor de filosofía y a don Genaro Marcos y don José Vicente, profesores de griego y latín. A don Antonio Boza y sus clases de gimnasia , entrenándonos para el equipo de fútbol en el que yo era titular indiscutible gracias a mi buen toque con la izquierda y a tantos y tantos profesores y compañeros con cariño hondo.

Al no haber preuniversitario en mi Escuela Francesa, lo cursé en el Instituto San Isidoro de Sevilla, centro de gran prestigio en la enseñanza secundaria de la ciudad y en el que habían impartido clases auténticas figuras de la letras y ciencias españolas y . por aquellos años , las seguían impartiendo. Recuerdo a los profesores García de Diego, Palma Chaguaceda , Agustín Prieto, Esperanza Albarrán , tan buena profesora como persona con la que no congenié, y a un alumno en especial : a mi gran amigo Manolo Moreno Puppo. Al repetir el curso preuniversitario , fui a la Academia IFAR. Don José Olivares D'Ángelo me puso al tanto de latín y griego. Qué bien enseñaba.
Manolo Moreno Puppo y yo ingresamos en la Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla al mismo tiempo y nos licenciamos en tiempos próximos. Ambos seriamos profesores de la Universidad de Cádiz y ambos nos jubilaríamos en fechas cercanas. Vidas paralelas.

Tuve un gran profesorado en la Universidad hispalense. Citar debo , entre él , a don Juan de Mata Carriazo y Arroquia, un maestro completo. A don Jesús Arellano Catalán , tan opuístico como ágrafo y admirable filósofo. A don Juan Benito Arranz con quien mis batallitas tuve. A don Antonio Miguel Bernal , a don Julio Valdeón Baruque y a don Luis Navarro. A don Isidoro Moreno y al profesor Buesa.A don Francisco Presedo Velo y a María Eugenia , su mujer , que de desagradecido sería no citar. A Aguirre de Cárcer y Alvarado, a don Luis Contreras y al inefable y dignísimo don José Luis Comellas García- Llera. Al señor Gamal- Abdel- Karim con quien pongo punto suspensivo en este párrafo... Un gran profesorado del que , en parte, aprendí lo poco que sé , sin olvidar a doña Concha García Gaínza , tan vasca y tan fina, tan admirable.

Con el bagaje de conocimientos y aptitudes que ellos me dieron comencé mi vida profesional en la Universidad de Cádiz. Lo que haya podido transmitir a mis alumnos de las facultades de Ciencias de la Educación y de Filosofía y Letras gaditanas a ellos , a los profesores de mi Facultad de la Universidad de Sevilla, a los de la Escuela Francesa, a los de los Escolapios de Sevilla, se debe en buena parte. Discípulo de tan buenos profesores de todos los niveles de la enseñanza fui. Madre Tarsila me enseñó a leer y a escribir.

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