El sitio de José Joaquín sigue siendo la cama provenzal en la que continúa yacente y , por la ronquera , silente. Algo atónito por los hechos ocurridos..
Claudia , convencida de que , a pesar del uso de sus bellas armas , yo no claudicaba sobreponiéndome a impulsos primarios a base de recordar mi lema de TOLETI FIDELES SUMUS y el amor que siento por mi mujer, intentó retenerme a su lado , dándole tiempo al tiempo , mediante el ofrecimiento de un contrato a tiempo indefinido y prorrogable que tendría su inicio en la puerta de su boutique con fecha próxima de inicio. Éste consistía , aproverhando la idoneidad de mi físico , en disfrazarme lo necesario , pues poco necesito , de Papá Noel.en las fiestas venideras.
Como había rechazado de muy buena forma los favores que me ofrecía y que tanto me costó rechazarlos ; me pareció impropio de mi estilo rechazarle el nuevo ofrecimiento navideño ; por lo que me he comprometido a estar en la puerta de su boutique , disfrazado de Papá Noel , hasta que José Joaquín se recupere de su enfriamiento. Una semana aproximadamente , salvo complicaciones. La atractiva Claudia ha comprendido mis caballerosos argumentos pro Carmen y me ha dicho que , aunque enamoradísima de mí , aceptaba el despecho de sus buenos pechos. Es tan ardorosa como buenas piernas , buen trapío y buen corazón tiene. Digna hermana de padre de su hermano Arturo , nuestro perito piloto tan amigo de los escoceses y de los martenses.
Hoy he empezado mi trabajo , sobre el que le he dicho a Claudia que lo haré desinteresadamente, sin aceptar un euro-franco de ella ; a lo que me ha respondido dándome un besazo en condiciones del que aún me acuerdo . Un enjambre de niños , en su mayoría franceses como es lo más natural , me rodeó desde que hice aparición en la puerta de la tienda de modas LE MIDÍ , que así se llama la boutique de Claudia Pérez ; entre ellos me he sentido como Jesucristo , pero menos , rodeado de infantes , y sin que nadie me los apartara ; sino todo lo contrario. Las mademoiselles de la tienda , lideradas por Claudia , los impulsaban con leves tortacitos en los culetes hacia mi humilde persona y yo , de mi bolsillo , les daba caramelitos sin mucho azúcar como los pediatras indican . El día ha sido reconfortante en todos los sentidos porque al volver a casa de Claudia encontré a mi primo muy mejorado , viendo la televisión y tomándose una copa de buen champagne cuyo nombre y de qué bodega era oriundo omito para no incurrir en propaganda ilícita.
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