Hace pocos días escribí sobre mi hijo Guillermo,el cantautor Guillerno Alvah. Lo hago hoy,aunque se puedan considerar estas letras como una vanagloria familiar, sobre mi hija Carmen.
Puedo decir, a primera vista, que es una niña mona. Aunque muchas personas le encuentran gran parecido con su madre(quien tiene los ojos verdes y ella no), yo discrepo de la opinión mayoritaria.
Que tiene un aire que recuerda a su madre, es evidente; pero eso de que son como dos gotas de agua lo considero una exageración.Creo que el parecido es más en lo interior que en lo externo.
Carmen A. de Toledo Castro es persona sensible, sincera y de una constancia y sentido de la responsabilidad admirables.De niña tardó tanto en hablar que mi padre le decía: " ni mu", y cuando veía fotos de la familia rompía a llorar, extraña reacción que presagiaba la sensibilidad que más tarde eclosionaría.Es tímida pero enormemente segura de sí misma y hoy, con 18 años y estudiando la doble diplomatura de magisterio porque le encantan los niños y la enseñanza( también el Arte) puedo decir que es una mujer madura.Suele decir, y es cierto, que mi enfermedad la ayudó a madurar.Persona cariñosa sin ser pegajosa, a veces no exterioriza en demasía sus sentimientos por el pudor que acompaña a su timidez y por su elegancia y discreción naturales.La naturalidad es innata a su carácter, algo probablemente heredado de sus padres. Ayer me enseñó un texto que había escrito, sobre su hermano, lleno de ternura y buenas letras, que me emocionó. Mi hija es una filántropa, cualidad que tiende a escasear, y a la que debo,también en parte, mi mejoría. Igualmente a ella mi agradecimiento.
Estos temas familiares e íntimos sobre los que escribo, tal vez no sean de interés general e incluso puedan ser considerados como majaderías; pero me vienen bien como terapia y, además de no hacerle daño a nadie, estoy en mi perfecto derecho a expresarlos. Al fin y al cabo me he puesto en los sesenta años sin haber presumido de nada( porque no he tenido de qué ni hacerlo ha sido de mi gusto), y la edad me permite ya ciertas licencias. En esto coincido con don Camilo José de Cela.
Puedo decir, a primera vista, que es una niña mona. Aunque muchas personas le encuentran gran parecido con su madre(quien tiene los ojos verdes y ella no), yo discrepo de la opinión mayoritaria.
Que tiene un aire que recuerda a su madre, es evidente; pero eso de que son como dos gotas de agua lo considero una exageración.Creo que el parecido es más en lo interior que en lo externo.
Carmen A. de Toledo Castro es persona sensible, sincera y de una constancia y sentido de la responsabilidad admirables.De niña tardó tanto en hablar que mi padre le decía: " ni mu", y cuando veía fotos de la familia rompía a llorar, extraña reacción que presagiaba la sensibilidad que más tarde eclosionaría.Es tímida pero enormemente segura de sí misma y hoy, con 18 años y estudiando la doble diplomatura de magisterio porque le encantan los niños y la enseñanza( también el Arte) puedo decir que es una mujer madura.Suele decir, y es cierto, que mi enfermedad la ayudó a madurar.Persona cariñosa sin ser pegajosa, a veces no exterioriza en demasía sus sentimientos por el pudor que acompaña a su timidez y por su elegancia y discreción naturales.La naturalidad es innata a su carácter, algo probablemente heredado de sus padres. Ayer me enseñó un texto que había escrito, sobre su hermano, lleno de ternura y buenas letras, que me emocionó. Mi hija es una filántropa, cualidad que tiende a escasear, y a la que debo,también en parte, mi mejoría. Igualmente a ella mi agradecimiento.
Estos temas familiares e íntimos sobre los que escribo, tal vez no sean de interés general e incluso puedan ser considerados como majaderías; pero me vienen bien como terapia y, además de no hacerle daño a nadie, estoy en mi perfecto derecho a expresarlos. Al fin y al cabo me he puesto en los sesenta años sin haber presumido de nada( porque no he tenido de qué ni hacerlo ha sido de mi gusto), y la edad me permite ya ciertas licencias. En esto coincido con don Camilo José de Cela.
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