LA CIUDAD DE CÁCERES

Ayer leí un artículo de Marta Sanz sobre Cáceres,premiado por el diario El País ,y le escribí un comentario laudatorio merecido. Yo, las veces que he ido a la ciudad, una docena que espero aumente, me he sentido alado como sus pájaros. Transportado a tiempos muy pasados en los que mis ancestros recorrerían sus intrincadas callejuelas llenas de aires impolutos y frescos que son los que me acarician cuando camino entre las fachadas de sus casas. Tal vez sean efluvios de García Golfín, Francisco de Ovando, Isabel de Saavedra, Gracia de Carvajal, Garci Álvarez de Toledo, el anticomunero, María de Ovando Golfín, García de Paredes o el propio Corregidor y Juez Mayor Fernán Álvarez de Toledo, quienes sintiéndose reencarnados en su descendiente sevillano se hacen todos uno en mí. Sin duda yo los noto cercanos insuflándome el espíritu de eternidad al que tanto ellos como yo o cualquier persona con sensibilidad aspira. Créame el hipotético lector de estas líneas que digo verdad contrastada una y otra vez. Tal vez para mí por esto y por su atractivo y fuerza naturales, Cáceres sea ciudad eterna. No sólo Roma puede serlo