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EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

martes, 26 de enero de 2010

EL PESITO.

Hace muchos años,casi medio siglo, una mañana del caluroso verano de Sevilla cogí las llaves del zaquizamí de mi casa y subí por la escalera del patio. Me gustaba entrar sólo en aquel pequeño trastero donde veía muebles viejos y el pequeño museo de objetos y trastos variados que suele haber en cualquier trastero que se precie. Mis incursiones, furtivas en cuanto que mi madre no era muy partidaria de mis búsquedas, tenían algo de aventura y el atractivo de todo lo que te prohiben o acotan. Sigo, aún hoy, sin saber porqué a mi madre no le gustaban mis inocentes incursiones. Libros había pocos y ninguno trataba de temas que para un jovenzuelo de unos diez o doce años de aquella época, pudiesen perjudicarlo en algo. Buena parte eran libros religiosos. Probablemente mi madre, irritantemente ordenada, pensase que podría desordenar aquel caos, cambiando algún cacharro de sitio. Había tinajas grandes y orzas, viejas sillas de rejilla desfondadas. Mesillas de caoba con las puertas desvencijadas que ansiaban la llegada de cualquier ebanista que les devolviese su original dignidad.
Mesas con cajones desencajados, damajuanas y redomas que, a pesar de estar en desuso, lucían su buen cristal. Un gran depósito de aceite, al uso, del que, abriendo un pequeño grifo, se surtía la casa. Multitud de cachivaches. Se decía, no sé si para amedrentarme, que había ratones. Nunca vi uno atrapado en la ratonera.Mármoles que habrían sido cubiertas de cómodas antiguas. Imágenes de santos y grabados paisajísticos viejos y deteriorados. Diversidad de cajas cerradas cuyos contenidos yo imaginaba, cabeceros de camas, y algunos escabeles cuyas almohadillas indicaban las muchas rodillas que en ellos se habían apoyado a lo largo del tiempo pidiéndole a Dios una cosa u otra. Aquel día, echándole valor, abrí uno de los baúles y vi una cajita cerrada con una aldabilla. Pensé, por el tamaño, que guardaría una jeringa o algo parecido. Ví, desde el ventanuco que daba al patio , que no había nadie en la cocina. Mi intrusión pasaría inadvertida. La abrí y ante mis ojos apareció una balanza pequeña, la caja tendría unos catorce centímetros de largo por dos de ancho,que conservaba en perfecto estado los hilos de seda que sustentaban los platillos. En cinco pequeñas oquedades o huequitos, unos algo mayores que otros, cinco pesitas cuadrangulares. En la parte interior de la tapa, sobre un papel adherido no sé con qué, pero que hoy sigue como si los siglos no hubiesen pasado, dos escudos y la siguiente leyenda: JOSEPH PLANES Y FERRER. REFINADOR DE PESOS Y PESAS POR EL REY Y LA CIUDAD DE VALENCIA. AÑO 1747. Fue el primer " tesoro" que encontré en mi vida. El segundo tesoro lo encontraría años más tarde y lo guardo para mí.

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