Fuimos los tres , en un santiamén y al amanecer, abducidos por un cacharro con dos remedos de asas laterales ; o sea , taciforme y descubierto , tal vez un taxi de Marte , y llevados a otra cueva desde la que pasamos , descendiendo por una cuesta pronunciada , al interior , rocoso y rugoso , del planeta rojo en el que los colores son diversos , nada de monocromía granate . Vi verdes como la sangre que recorría las pinzas del pequeño reptil , azules como los mares de la Tierra , blancos como nuestras nieves y nuestras leches , amarillos como nuestros submarino pintados de dicho último color, grises como los pelos de las personas entradas en años, naranjas como estos frutos de las huertas de Valencia y como algunos atardeceres en Cádiz, por ejemplo. Variedad cromática que me hizo dudar sobre mi daltonismo. Tal vez me hubiese curado , sin médicos , de tan extraña enfermedad visual que me hacía confundir los colores. José Joaquín y Arturo , o Arturo y José Joaquín , coincidían con mis apreciaciones entre el estupor y el cosquilleo de barriga que el descenso hacia el centro de Marte nos causaba.
El hipotético taxista , bicéfalo , chato y con tres extremidades superiores y cuatro inferiores para no caerse ni tener que usar jamás bastón , era negro como el cordobán , como el azabache o como un toro bravo zaíno que habrá que ver la cornamenta , por el número de astas , que aquí podrán tener. Mientras más tengan , más putonas serán las vacas de Marte , y eso que las de nuestro planeta los adornan bien , astifinos y todo los hay..
Los toros bravos y las vacas son unos amorales que debieran se prohibidos en Cataluña , la nuestra. Sus infedilidades lo aconsejan.
El probable taxista nos dejó en una ciudad en la que las casas eran multiformes y deformes. Una chimenea echando humo verdoso por allí y otra de techo a cuatro aguas por aquí y sin humos. Un rascamarte por allá y otro por acullá pero de techo plano y sin un hueco o vano al exterior. a pesar de sus ciento y pico metros de altura que lo hacían rascar la bóveda bajo la que fue construido por un arquitecto especializado en arquitectura arquitrabada. Los coches , a juego , tenían ocho ruedas en evitación de problemas por pinchazos. Los árboles , en buen número celestones , daban frutos periformes de color rojo , amarillento y azul. Una sinfonía cromática extrañísima pero estética. Menos formas bonitas mostraron la mayoría de los martenses , así nos dijeron que les llamásemos, salvo excepcionales bellezonas semejantes a las más atractivas de nuestras terrícolas. Las formas , en buen número deformes en comparación con nuestras maneras de seres humanos, eran de lo más pintoresco y de matices colorísticos que abarcaban , de pe a pa , los colores y colorines del arco iris , incluidos los irisados. Martenses y martensas , que algo tienen de premonstratenses y premonstratensas , no marginan a nadie , viva bajo la superficie de su planeta ( hipomartenses ) o sobre ella ( hipermartenses ) por su color , forma , ideología o religión alguna.. Todos se consideran hijos de su dios e iguales ante la ley , con los mismos derechos , pero de verdad ; no como entre nosotros los azulones que asi nos llaman por la preponderancia de este color en nuestro planeta debido a la mayor superficie de aguas azules que presenta en comparación con la superficies telúricas emergidas y emergentes. Gente interesante , pacífica y sabia de la que pensamos aprender mucho y llevar sus consejos a la Tierra cuando volvamos a ella , si volvemos. Gente incredibilis visu et auditu . Ya contaré a medida que los acontecimientos se vayan desarrollando . Por ahora , Arturo hace un consumo moderado de escocés , bebida que tanta aceptación ha tenido entre los marteses y martesas que hemos conocido. Tras catar el de los Highlands y los de otras procedencias de la antigua Caledonia , dicen que prefieren los de las tierras altas escocesas. Ah , se me olvidaba , aunque hacen uso de lengua propia, son , en buen número políglotas. Pueden hablar y escribir en casi todas las lenguas de nuestro planeta , incluidos el quéchua y las lenguas mexicas con quienes dicen sus anales que contactos mantuvieron en tiempos de maricastaña.Nos han dicho que somos muy guapos y que nuestros cuerpos son armónicos como los más bellos de los bellos de ellos.. Gracias les hemos dado por lo cortés que no quita lo valiente. ¡Hasta José Joaquín ha perdido el miedo1.¡ Lo que hacen los añitos !.Él ha perdido el miedo , pero Arturo , a la vista de lo visto y a lo oído de lo oído , de tan contento y esperanzado en que nuestro viaje y misión sean fructíferos , ha cogido un escocés en su mano y parece dispuesto a bebérselo de una sentada para celebrar los acontecimientos.
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