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EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

jueves, 3 de junio de 2010

EL ESCRIBIDOR

Hace poco,dos o tres días,me di, con mi mujer,un gran paseo por las arenas de la playa de Cádiz.Si digo los límites del paseo,los caminantes por la orilla del mar gaditano, pueden carcajearse.Sé que hay muchos que llegan hasta Torre Gorda y arenas más lejanas.Ellos son peregrinos por la playa y yo,sedentario contemplativo.Todos estamos en nuestro derecho a ser nómadas o sedentarios.Anduvimos,desde nuestra casa,situada en el Paseo marítimo a la altura del campo de fútbol del Cádiz,hasta el Ventorrillo del chato.Calculo que,con las paradas correspondientes por los encuentros de amistades y conocidos propios de una ciudad pequeñita,anduvimos más de una hora. Unos tres kilómetros.La planta de mis pies se resintieron.Seré de pies blandos,pero todavía al pisar tengo molestias.Mi mujer iba muy triste,uno de los días de nuestra vida conyugal que más triste la he visto.Por eso aguanté el dolor.Porque sabía que el paseo la mejoraría.La rocambolesca mudanza de nuestro hijo Guillermo al nuevo piso, en la trianera calle Pureza de Sevilla,cerca de la Plaza de Cuba,donde vivirá el curso que viene,la había afectado.El tratamiento hormonal que por cuestiones femeninas tiene,deja sus secuelas anímicas.Cada vez que Guillermo se cambia de piso,temo las complicaciones consecuentes.En este sentido,Guillermete no ha tenido suerte,ni culpa alguna; pero no la ha tenido.Carmen cogió, como siempre, las orejitas de la playa,cuyo nombre exacto,no recuerdo y volvimos.Ella un poco mejor, yo con fuego en las plantas de mis pies que me han impedido acompañarla hoy.Menos mal que estoy mejor,no bien,de ánimo.Pude aspirar a fondo el olor del mar y mirar, disfrutando,tanto hacia el castillo de Sancti Petri,donde estuvo el clásico templo de Hércules,como hacia las cúpulas de la Catedral.Pude mirar al horizonte, que tanto me gusta, con menos miedos.Pude , a pesar del estado de Carmen y de mis poco alados pies,disfrutar del mar.Hacía tiempo que para mí el mar de Cádiz era el Mar Muerto.Tan muerto como yo.Ojalá,mi resurrección progrese y se mantenga en el tiempo como las olas en el mar, las nubes en el cielo, las hojas perennes en los árboles,los peces en las aguas dulces o saladas y los olivos en la campiña.Como el amor entre nosotros.Como nuestro amor a la humanidad,a pesar de todo.Estoy hecho un impeninente,espero no impertinente, escribidor.Me falta la tía Julia.Está con Mario Vargas Llosa,muerta de risa. La risa que siempre me ha caracterizado.Recuerdo la que me proporcionó la lectura del libro.

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