SOBREVOLANDO EL INMENSO OCÉANO

Rugió el GORRIÓN ANDINO  al despegar de las pistas del aeropuerto sevillano con rumbo al limeño de Jorge Chávez. Tras tomar altura considerable , la que la aeronáutica aconseja y Arturo Pérez considera necesaria , los cinco aeronavegantes nos miramos unos a otros y todos a uno : al mecánico John Bristol , atornillando una puerta emisora de un chirrido sospechoso. Hasta que el mecánico inglés no  hizo inaudible el estridente chirrido , la calma y el sosiego no volvieron con nosotros. Al ser la preocupación de Arturo manifiesta , nuestra tranquilidad había huído de nuestros pensamientos dando paso a expresiones más o menos contenidas de horror ante el probable peligro de apertura de puerta y prematuro final de la aventura recien comenzada. Final , sin la menor duda , catastrófico pues los paracaídas no aparecían por parte alguna del aeroplano y nos hallábamos a altura tal que arrojarnos hubiese sido fatal de necesidad. Don Eufrasio , mientras duró el mal rato no dijo frase alguna ; ni pío aunque rezando oraciones pías tan antiguas como la cultura chimú o cualquiera otra preincáica con cuyos restos y reliquias pensábamos contactar para solaz y disfrute de los más aficionados a la arqueología : mi primo José Joaquín y yo. Hago constar , en honor a la más descarnada verdad , que el rostro de mi primo Pineda se quedó más blanco de lo habitual durante los minutos en los que dudábamos de la continuidad de nuestras vidas terrenas en los aires.

Superados los malos momentos, el rugido del GORRIÓN ANDINO  tendió a disminuir y los rostros nuestros a recuperar el color demudado que se nos puso durante los cinco minutos que tardó el mecánico en arreglar la puerta. John , oriundo de los highlands y satisfecho de su labor , sintiéndose importante como miembro de la expedición viajera , tomó una botella de escocés de la nevera y empinó el codo con poca elegancia. Con más lo hizo Arturo que no desaprovecha ocasión para hacerlo , haciéndolo , siempre y hasta que no se le nubla el seso , con superior estilo. Indudablemente se le nota su paso por la universidad y el trato con gente fina. John es más bastote y menos pulido en sus formas. Un cuarto de hora más tarde , ya sobrevolábamos el Atlántico como si tal cosa y Guillermo Alvah empezó a cantar su EN LA CIUDAD CARRETERA Y SIGO MI CAMINO  que era , el suyo y el nuestro , los que nos disponíamos a continuar con los permisos de Inti , Viracocha y el todopoderoso sol sin el que nada ni nadie seríamos ni hubiesen sido los Incas por muy buenos estadistas y gobernantes que fuesen y muy bien hubiesen organizado el trabajo y ordenación de sus súbditos con formas parasocialistas hoy tan mal vistas por buena parte del mundo occidental , siempre tan conservador en cuanto a regímenes y sistemas políticos y económicos se refiere. Desde la altitud vi grandes buques transoceánicos de compañías navieras internacionales y transoceánicas   cruzando un mar en calma cual hormigas marinas que corretean para un lado y para otro sin que nosotros sepamos nunca hacia dónde van y qué razon las mueve.. En el caso de los grandes buques de carga , el dinero. En el de los paquebotes , el turismo , a veces selecto y a veces sin selección . Sabido es que hoy día cualquier persona , selecta o no , puede realizar cruceros . Están muy de moda y conozco a cada cateto que va y viene en barco que en mi recuerdo se queda. Algunos incluso tuvieron la mala suerte de naufragar , cogiéndo Dios confesados a unos y sin confesar a otros. ¡ Pobres paletos los que en vez de morir en sus rincones cuales villanos de fray Félix Lope de Vega y Carpio , lo hacen en las aguas de procelosos o mansos mares. Un acciente lo tiene cualquiera sea paleto o no lo sea. Pasa lo mismo que con el dinero. Hay paletos que disponen de él y paletos carentes. A la gente educada y preparada le pasa lo mismo. Los hay con posibles y sin ellos. Todo es posible en Granada y en cualquier otro lugar. Guillermo Alvah coge su ukelele y canta sobre el Océano . La paz y la tranquilidad , por ahora , vuelve a acompañarnos en las alturas. Que así sea en las altas tierras y en los cerros y quebradas andinas. DEUS VULT ET MAGNUS HISPALENSIS GOLFINUS SCRIBO.