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EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

lunes, 24 de marzo de 2014

LA BIBLIOTECA DEL PUEBLO Y LA BIBLIOTECARIA RUBIA

La biblioteca se fundó en el  año 1980 en edificio de nueva planta situado , cerca del castillo , en el cerro más alto del pueblo  con la intención de que los habitantes del mismo leyeran algo más que las revistas y revistuchas que se vendían en los quioscos.  La circunstancia de no haber bibliotecas en la localidad , salvo la de la escuela pública más los libros que el alcalde , el médico y el boticario tenían en sus casas  ; junto a los del cura en la suya y en la sacristía de la parroquia  , indujeron a don Eustaquio , el alcalde , a solicitar a la diputación provincial  que destinara una parte del presupuesto del año a la construcción del edificio , la adquisición de tres mil libros y el nombramiento de una bibliotecaria , puesto con dotación económica , que fuese lo más atractiva posible y poseyese la titulación y los conocimientos requeridos .

El libro de mayor valor bibliográfico lo sería una edición de  EL QUIJOTE  , datada en 1747 , que donó don Eustaquio  a quien había llegado por herencia familiar . Se colocaría en la parte más alta de la estantería , en urna de cristal , de la sala principal de lectura para prestarle la distinción merecida  en cuanto que sería la joya dela biblioteca. en unión de la bibliotecaria cuya elección sería competencia de un tribunal , en sentido ámplio del término , formado por el señor alcalde , el presidente de la diputación y cuatro miembros del cabildo municipal entre los que se hallaba el historiador oficial de la villa : don Mauricio , el maestro , hombre probo , riguroso , perfectamente educado , honrado a carta cabal e independiente a machamartillo , además de sesentón y solterón que había dedicado toda su vida a la formación integral de sus alumnos y a amar , de forma platónica , a una monja del convento de las Clarisas , llamada Clara en el mundo , con la que había tonteado en sus años mozos. 

Los ojos claros ( azules ) y la piel blanca de Clara junto a sus bellas formas de mujer veinteañera , admiraron y enamoraron a don Mauricio nada más llegar al pueblo cuando estaba a punto de cumplir treinta y cinco abriles y con el puesto de maestro titular, bajo el brazo , ganado en oposición en la que sus oponentes no le llegaban a la altura del talón en lo que a preparación y buena educación atañe. Hombre mediano y proporcionado de cuerpo , miope pero con un modelo de gafas que lo favorecía , comenzó  pronto a dedicar sus conocimientos a la plena formación de sus alumnos incluyendo frecuentes giras por los alredededores del pueblo en el transcurso de las cuales  les explicaba la flora , fauna , Historia y Geografía locales  ; y a tirarle los tejos y los besos ( desde lejos ) a Clarita que tenía tanta vocación de monja como él de maestro rural. Objetivo principal de la enseñanza de don Mauricio era que sus niños aprendiesen a leer y a escribir la lengua castellana con la corrección que él exigía con exquisitos modales. 


Clarita , tras agredecer a don Mauricio su declaración de amor y sus propuestas matrimoniales , ingresó como novicia en el convento de las Clarisas y en él continuó feliz y contenta siendo una buena monja de gran corazón y buenos hechos.


Don Mauricio , aunque recibiera las calabazas de las que acabo de escribir , decidió quedarse para siempre en el pueblo y pasar , a diario , por delante de la fachada y de la puerta del convento de Clara albergando , en lo más hondo de su corazón , que la vocación inquebrantable de Clarita se debilitase algún día y se reincorporara a la vida mundana en la que él , con tanto amor contenido , le daría la mejor bienvenida .


De la compra de los libros se encargaron el alcalde y el maestro , quienes admitieron de buen grado las atinadas sugerencias del médico , del boticario y del cura ; si bien los que que fueron a una librería de la capital para proceder a la elección definitiva de los ejemplares , que habría de adaptarse al céntimo a lo presupuestado por la diputación provincial , fueron , como era natural , don Eustaquio y don Mauricio los cuales hicieron los 120 kilómetros que , a través de paisajes montuosos , separaban pueblo y ciudad en el renault cinco y negro del maestro. .


Realizado el pedido y construída la biblioteca  , la tercera incógnita a despejar que quedaba era  la elección de la bibliotecaria.  Ya se conocía que se habían presentado en el Ayuntamiento de la villa media docena de solicitudes para ocupar la plaza ; número que había hecho olvidar al alcalde y al maestro sus resquemores en torno a qué mujer joven , bella y con todo un futuro por delante desearía desterrarse , por propia voluntad , a un pueblo tan apartado del mundial ruído por mucho castillo del siglo XIII y varias iglesias y conventos de los siglos XVI y XVII que  contase como arquitecturas destacadas y antiguas. 

La candidata elegida se llamaba Marta , siendo su primer apellido muy corrientón , González , y su segundo de aristocrático origen catalán , Moncada. Marta , cuya fotografía de cuerpo entero y de muy buen ver iba adherida al sobre tamaño folio que contenía su expediente , hoy llamado curriculum , reunía todas las condiciones requeridas  para el desempeño de su empleo  cuyo sueldo era más que suficiente para poder vivir con desahogo en el pueblo o en cualquier otro lugar. 

Sin duda podrá ahorrar y , tal vez , colaborar en las obras de mantenimiento que se están llevando a cabo en el convento de las Clarisas , comentó don Mauricio siendo compartida su opinión , de manera unánime , por los miembros del jurado , tribunal o comisión , que de las tres formas pudiera llamarse , que la había elegido.


El día 12 de septiembre llegaba Marta , en el autobús de línea , a la plaza del pueblo y se apeaba con una maleta en cada mano y andar garboso y decidido entre las miradas de los vejestorios que disfrutaban , sentados en bancos de piedra e hierro , a la sombra de los álamos , del buen mediodía de finales de verano.

Está " bien plantá " la bibliotecaria , farfulló uno de los vejetes con la gorra calada hasta las cejas y un cigarrillo rechupeteado entre los labios .

Sí , asintió otro, que no se cubría la brillante calva ni fumaba , mirando con curiosidad las bien torneadas piernas y muslos que la minifalda de Marta dejaban lucir.

Marta se dirigió hacia el bar situado frente a las Casas Consistoriales y , tras sentarse en una silla de los veladores colocados a sol y sombra , cruzó sus piernas con elegancia y gracia ; pidiéndole al camarero que la atendió , que no le quitaba ojos de encima , una cerveza muy fría que el muchacho se apresuró a servirle volviendo a remirarla de arriba abajo .

¿ alguna tapa , señorita ? 

Jamón bueno del pueblo , respondió Marta sonriéndole.

Pronto se supo que la bibliotecaria , tal como se había pedido , era una atractivísima mujer rubia de ojos verdes esmeralda .


Don Mauricio se acercó para saludarla y conocerla en persona  al bar de la plaza cuando terminó sus clases y , con las óptimas aunque algo anticuadas formas de las que hacía uso , se ofreció a acompañarla a la pensión en la que había reservado la mejor habitación que estuviese disponible. En la terraza de la pensión almorzaron , pagando la nota el maestro y cronista de la villa y agradeciéndole la invitación la bibliotecaria.


A Marta , chica moderna y desinhibida , don Mauricio no le pareció hombre inteligente sino algo alelado por motivos que no lograba encontrar . Durante el almuerzo se puso de manifiesto la distinta visión del mundo de ambos comensales sin que en momento alguno se produjesen tiranteces . Tras los postres , Marta subió a su habitación para descansar , habiéndose citado a las seis de la tarde en la nueva biblioteca para la toma de posesión del  cargo en presencia del señor alcalde . Y así fue ...

A la semana de la apertura de la biblioteca , que excepcional acogida tuvo entre los habitantes de todas las edades y sexos del pueblo , muy de mañana , recien abierta y cuando las mesas de los lectores todavía estaban vacías y el jardinero en la puerta , se presentó don Mauricio .


Señorita Marta , buenos días , le dijo. Vengo a que me haga el favor de bajarme la edición de  EL QUIJOTE  que está donde usted sabe. Creo que necesitará coger la escalerilla de la biblioteca .

Cree usted bien don Mauricio , respondió Marta descalzándose y empezando a subir los primeros  peldaños  de los doce de la  misma mediante los cuales se tenía acceso a los anaqueles superiores.

Don Mauricio , a pie de la escalerilla , miraba y remiraba hacia arriba deteniendo sus ojos en las bien formadas piernas ,muslos y más allá de la rubia bibliotecaria cuya   minifalda dejaba relucir sin medias y con tanga . De tal forma se extasiaba don Mauricio ante la visión de los encantos de la rubia Marta , que ésta , con el desparpajo que la caracterizaba , le comentó desde  lo alto de la escalerilla y ya con el ejemplar dieciochesco de  EL QUIJOTE  entre sus bellos brazos y sus bellos senos : 


Creía que era usted más tonto , don Mauricio . A lo que el maestro y cronista le respondió :

Y yo que que usted era  más rubia.

Después bajó Marta dejándose ver , dióle El QUIJOTE en mano y no hubo nada.

Nada más que una biblioteca en el pueblo y una bibliotecaria llamada Marta González Moncada . Nada más y nada menos . Y un ejemplar de EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA  editado a mediados del siglo al que llaman de las luces...

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