Ahora que el calor aprieta y las playas se abarrotan, ofrezco al actual gobierno español una forma que sería bien vista por los mercados , hipermercaderes , Merkel , Bilderberg , grandes financieros y otra gente y grupos de catadura y caradura similares para seguir extrayendo dinero de los bolsillos de los habitantes de la antigua Hispania que tan esquilmados de fondos y de derechos sociales se hallan ; y más que se hallarán.
Se trata de cobrar a bañistas y no bañistas , a todo quisque que pise arenas más o menos finas de playas españolas , un cánon. Podría fijarse en un euro por cabeza , masculina y femenina , entre las personas comprendidas entre los doce y los sesenta años. A las señoras de muy buen ver y en buen estado de conservación , veinte céntimos de añadidura por bonita figura. Mayores de sesenta años , mujeres y hombres , cincuenta céntimos. Niños y niñas menores de doce años y personas con discapacidades evidentes , treinta céntimos de euro mientras sea moneda circulante.No se harán distingos con los poderes económicos ni los orígenes sociales de los contribuyentes. Como este cánon comenzaría a descender , en cuanto a lo recaudado , con la entrada del otoño y la aparición de las lluvias propias de la estación , sugiero al gobierno español , a quien no me atrevo a adjetivar por no encontrar el término adecuado , la implantación , tambien para paliar la situación de la maltrecha economía estatal , del que podría ser llamado : impuesto otoñal.. Se recaudaría , con permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide , entre los españoles de ambos sexos , heterosexuales , homosexuales y bisexuales ( igualdad de derechos ante todo ) cuyas edades estuviesen limitadas por los sesenta y cinco , por lo corto, y los cien por lo largo. Exención tributaria absoluta , por ahora y hasta ver cuál era el desarrollo de la reforma , para quienes hubiesen superado el siglo de existencia. Con este ahorro se podrían pagar de su bolsillo los servicios y prestaciones sociales pertinentes para continuar su luenga vida con largueza y bienestar. Supradicha tasa o impuesto otoñal se recaudaría en función de los kilos de hojas que cayesen de los árboles caducifolios ; o sea , de hoja caduca. A más quintales de hojarasca recogidos , el cánon establecido aumentaría en proporción que bien pudiese ser aritmética o geométrica. Dejo este punto bajo la responsabilidad del sonriente señor De Guindos siempre que se comprometa a afirmar que , adoptase una proporción u otra , la medida iba encaminada a mejorar la situación de nuestra economía en un plazo menor al siglo. Impuesto semejante podría implantarse sobre las cantidades de gotas de lluvia recogidas por los propietarios de paraguas.
Oso sugerirle al gobierno que si con estas medidas justas e igualitarias LA COSA siguiese sin paliarse , dispongo de otras medidas solucionadoras de la situación en la que nos encontramos, de nueva creación o de recreación . Se trataría de crear dos nuevos impuestos de cuya recaudación y formas hablaré si se me pide asesoramiento : uno es el impuesto de invierno y otro el de primavera , ambos tendentes a mejorar la seguridad social y la creación de puestos de trabajo que tanta falta hacen; punto sobre el que las reformas , recortes ,copagos o repagos y otras zarandajas por el estilo dictadas por el señor Rajoy , a la orden siempre de los mercados y sus secuaces , nada bueno logran. Como último consejo al eficiente gobierno de España , le digo que si todavía no se ha percatado de que por el camino que sigue no se llega a buen fin porque los hipermercaderes occidentales han perdido la batalla con sus colegas orientales y que LA COSA tiene muy difícil solución a no ser que se contemplen y pongan en vigor las reformas estacionales a las que aquí aludo. Un saludo y aquí espero respuestas a mis propuestas , señores ministros y señor presidente del gobierno español.
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