Goleada merecida a Italia. Buen juego , eficiencia ante ante el gol , juego limpio e inteligente , superación del probable cansancio por parte de algunos jugadores , lección de habilidades y sabiduria futbolística por parte y parte ( futbolistas y técnico marqués ). Todo esto y más demostró el equipo de la selección española , de nuevo , en la final del campeonato europeo en Kiev.. Demostró , otra vez , que , a día de hoy y desde hace cuatro años , España es una potencia futbolística muy superior a todas las otras selecciones. Solo potencia futbolística porque en facetas más importantes tiene potencia cero por unos motivos y otros que no vienen a cuento.El modesto blogero que subscribe pensaba que si la justicia de verdad se hacía presente en el partido de la final del campeonato europeo , la selección española sería la campeona. Lo pensaba por un motivo evidente : los jugadores españoles y el entrenador Del Bosque , al ser los mejores (oficialmente y realmente ) en el campo del fútbol , que es el suyo , vencerían en la final fuese quien fuese el otro finalista. Y así ha sido y demostrado queda . Ni el guerrero negro Balotelli , ni el hispano alemán Mario Gómez ni el ensoberbecido y limitado en valores humanos Cristiano Ronaldo mejorarían a sus colegas de la selección española porque es insuperable.
¿ Dónde los críticos y las críticas al marqués de Del Bosque ?. Una vez que , en los tiempos que vivimos , destacamos en algo , parte del periodismo deportivo español , demostrando su " visión " , su " conocimiento" y su " valía " puso pegas al entrenador y dudó de nuestros futbolistas. En lo único que , verdaderamente , tenemos a gente preparada y capacitada es en deportes en general y en fútbol en particular. Para esto están los entendidos en la materia : para tratar de desestabilizar , como vulgares Mourinhos , lo único en lo que funcionamos bien. El hombre español es un lobo para el hombre español. Hispanus hispano lupus . ¡ Que país y qué paisanos ! Así le gusta tanto al portugués Cristiano Ronaldo jugar en España. Está en su ambiente : el de la envidia y la soberbia.
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