MI SEGUNDA VENIDA A CÁDIZ.

Tras la primera y mi baño en aguas de la Caleta , siendo niño , una década poco más o menos después volví  a la ciudad en la que me asentaría , desarrollaría mi misión laboral , me casaría , nacerían mis hijos y , es probable , muera . Era ya jovencete y lo hice en tren  acompañado de mis amigos del colegio : Paco , Rafael , Lalín , José Antonio , de los que en otra entrada ha escrito el escribidor. Recuerdo que Pepe Blanco no vino y no recuerdo el porqué no vino. Venida de juventud en la que mi primera venida de niñez me parecía tan lejana . No lo era , pués no haría ni diez años , pero a mí me lo parecía porque la perspectiva del tiempo varía con la edad , con la que tanto cambia la percepción de todas las cosas y las cosas mismas. Las cosas , la personas y todo.

En la ciudad veraneaban algunos miembros de mi familia y con ellos íbamos, a veces ,  a la playa de la Victoria a la que las olas , las casetas  los chiringuitos y las niñas daban vida a la nuestra que despertaba en todos los sentidos. Nos alojábamos en un hotelito  cerca de la playa en la que pasábamos la mayor parte del tiempo . Por las tardes íbamos al centro y paseábamos por sus calles y sus plazas. La de Mina entre ellas. Atracción especial tenía para mí el Parque Genovés y la Alameda de Apodaca en cuyas balaustradas  me apoyaba y miraba el mar . El mar de la Bahía de Cádiz al que ponían límite las tierras de El Puerto de Santa María y de Rota . Más hacia el este , las tierras de Puerto Real en una de cuyas casas , la de quien por aquel entonces era Juez de la localidad estuve una temporada con mi madre el año anterior ya que su mujer , Carmen Sierra , era amiga, desde niña , de mi madre ; y ,   al fondo de la bahía. , La Isla , San Fernando , todas tierras hoy  holladas por mis pies y conocidas. Tierras entre las que he vivido más años que en la  Sevilla natal y sabido es que , del roce , nace el cariño y el amor. No siempre porque , a veces , las relaciones se deterioran por algo y lo que nace del roce son chirridos malsonantes como todos los chirridos son.

Por aquellas fechas , año 1963 o el siguiente calculo , la que sería mi mujer era niña  a la que sus padres pasearían en cochecito y , es posible , me cruzara con ella y dijese para mis adentros : qué niña mas linda. Sin más , volvería a callejear por la ciudad sin saber que pasando los años me casaría con aquella niña a la que sus padres paseaban , en su cochecito del que en casa hay fotos , y que sería alumna mía. Alumna brillante , sensata , responsable y monísima a la que explicaría , a mi sano entender , Historia de la Edad Media Europea. Las edades , en el caso que me ocupa , importan poco . No solo dieciseis años , la edad que llevo a Carmen-carminis , sino veinte años son nada. Ni dieciseis , ni veinte ni siglos ni milenios si se mira la vida con perspectiva real y abierta. Tres milenios dicen que tiene Cádiz. Año arriba o año abajo , el tiempo pasa y da y quita razones a los que la tienen o dejan de tener. Mi cuarta o quinta venida a la ciudad sería la definiva en cuanto que en ella me afincaría y echaría mis raíces sin perder nunca de vista que las de mi infancia y juventud hasta los veintiseis años son sevillanas. Tal vez por este motivo el blog se llamae como se llama : SEVILLACÄDIZ