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EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

jueves, 3 de abril de 2014

UN HOMBRE SINCERO LLAMADO VALENTÍN BRICEÑO

Me cruzo con él  , casi a diario , cuando paseo mirando las olas que rompen en la orilla , las barcas y los barcos que navegan por el mar y las madrugadoras gaviotas que toman el Sol y picotean en la arena de la playa .

Son horas tempranas , antes de las diez de la mañana , y nos damos los buenos días intercambiando sonrisas francas y frescas . Debe rondar los ochenta años y su caminar es seguro y lento . Siempre va solo y más de una vez me he preguntado si solo vivirá o habrá alguien esperándo su regreso a su casa. Siento admiración mezclada con pena hacia este hombre viejo y lo echo de menos cuando no me lo  encuentro. , llegando a pensar que que , tal vez , no vuelva a verlo más . Entonces , me entristezco . Si vuelvo a verlo hablaremos. 

Es probable , su talante y formas de andar y de mirar  así me lo hacen parecer, que se trate de persona inteligente. 

Ayer , cuando hacía un mes que no lo veía , lo vislumbré a lo lejos apoyándose en un bastón y caminando con mayor lentitud y torpeza  que otras veces . Me senté en un banco para esperarlo a que llegase y preguntarle por la causa de su ausencia en el paseo. 


Los años no perdonan , como usted sabe , me dijo. Sufrí una caída en en el baño y me torcí un tobillo . El médico me recomendó reposo y pierna tiesa y lo obedecí. No me quedaba otra. Ya estoy mejor . Me llamo Valentín Briceño y ¿ usted ? , preguntó con desparpajo y acento argentino .

Wilhelmus , respondí.

Como mi abuelo alemán , comentó sentándose junto a mí  tras colocar su bastón , con mimo , al alcance de su mano derecha mientras yo miraba la empuñadura de plata en forma de cabeza de caballo que me recordó las formas equinas que salpican las paredes y los techos de las cuevas franco-cantábricas conocidas.

Aunque no suelo hablar de política con nadie , ya casi no escribo sobre ella , Valentín sacó la cuestión a la palestra y hablamos de ella dándole la espalda al Sol y zambullendo nuestras miradas en el azul del mar..

Me dijo que vivía solo porque era viudo y su único hijo estaba en el pueblecito de los Andes en el que ellos habían desarrollado sus vidas. . Su pensión de jubilación no alcanzaba para pagar a alguien que lo cuidara . No obstante , sus relaciones con los vecinos de planta eran óptimas y ellos le habían ayudado durante su etapa de reposo . Siempre me ayudan en todo , matizó , antes de comenzar un monólogo en el que yo me limitaba a oírlo y a asentir , en torno a lo dificultoso que , según él , era gobernar a los hombres , fuesen de las regiones o países que fuesen , a los que Valentín llamaba , con indudable tono crítico , el ganado racional. .

Los hombres nunca han estado ni están contentos , en gran parte , estén bien o mal regidos o esté la riqueza mejor o peor distribuída . Son insatisfechos porque siempre desean aspirar a más . En caso de tener mucho o todo , tampoco estarán satisfechos . De aquí que se diga que no es más feliz o más rico quien más tiene sino quien menos necesita ; y cierto me parece. 

Muchos confunden la inteligencia con la viveza , siendo aquella propia de los hombres buenos y ésta propia de de los hombres viles cuya única aspiración es obtener el máximo beneficio de todo a costa del primero que se ponga por delante. Advertí que don Valentín estaba deseoso de hablar y de ser escuchado , en cuanto que prosiguió , tras ofrecerme un pitillo , con su monólogo del que yo intentaba no perder detalle ni puntada aunque algunos se me escapaban por la rapidez de su alocución solo interrumpida por alquien que nos saludaba , alzando brazo y mano ,  teniendo la delicadeza de no acercarse para no inmiscuirse en la charla sin coloquio.


Había sido profesor de inglés en un pueblecito perdido en los Andes argentinos y en España , a la que hubo de venir por razones familiares y de salud por ser su  mujer jerezana , continuó dando clases de inglés en un colegio público de un pueblo de la serranía rondeña.

En su peregrinaje vital había llegado a dos conclusiones básicas según me dijo . Una , que el hombre necesita creer en Dios , sea el que sea , porque su inseguridad y sus miedos se lo exigen . Lo que llamamos fe es miedo a qué nos encontraremos en el más allá : si la nada o algo .

Otra , sobre la que ya algo  me había adelantado , que , en este mundo , nunca la justicia reinaría porque el propio hombre es injusto por naturaleza. . De aquí que tanto conservadores como progresistas se hallen incapacitados para establecer regimientos y gobiernos equitativos , dijo , y yo , en consecuencia . sea incrédulo ante las teorías políticas  , económicas y religiosas de los que se proclaman defensores de ellas ; se trate de unas o de otras o de cualquier Dios de los considerados históricos.


¿ se considera ateo , don Valentín ? , le pregunté.


No , ni  ateo ni agnóstico .Quizá algo gnóstico . Creo que no todo es materia ni materialismo . La bondad de algunos hombres y su espiritualidad , junto a intuiciones propias , me llevan a querer y poder pensar en la probable existencia de un Principio y Origen de todo muy distinto , en esencia y en substancia , al que defienden las religiones llamadas tradicionales . Me gustaría estar en lo cierto . Así podríamos resolver el gran misterio de la creación que tanto importa a científicos y al ganado racional en general . Y si se llegara a resolver : ¿ qué pasaría ? , me pregunto una y otra vez. ¿ sería mejor o peor que permanecer en la eterna duda ? . No lo sé , como no sé tantas cosas que los hombres creen conocer por la vía de la razón o por la llamada vía de la fe como bien distinguió su tocayo Guillermo de Ockham  ya entrado el siglo XIV .

Nada de lo expuesto por don Valentín , a manera de lección magistral , me sonaba a nuevo porque en muchos puntos coincidía con mi visión del mundo , del hombre y de la realidad.

Le di la mano con afecto y quedamos en volver a charlar otro día , observando como el sincero don Valentín Briceño continuaba su paseo matutino despacito y apoyándose en su bastón en dirección contraria a la mía .

Yo había hablado con un hombre bueno que no engañaba a nadie , ni a sí mismo y que aceptaba la vejez con  paciencia y serenidad . Y la muerte , que no es poco. Un hombre admirable y sincero con el que suelo cruzarme en mis paseos cerca de la orilla del mar y que andaba y se anda con tiento

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