Desde el planeta Marte a la Tierra y a mantener relaciones interplanetarias y amorosas . Tanto a ella como a él , no los veía nada más que como pareja . Advertía que algo les faltaba pero mi discreción me llevaba a no hacer comentario al respecto. Jamás osé expresar lo que para mí era evidente : su enamoramiento mutuo.
Me lo han venido a decir a casa tras largo y rápido viaje intersideral. Estaba el escribidor observando la Luna cuando vi una nave que cruzaba el espacio aéreo . Pensé , al principio , que se pudiera tratar de uno de los muchos aviones que atraviesan el cielo ; pero después me di cuenta de que no era algún aparato terrestre y mi imaginación también empezó a volar. . .
Observé , de pronto , que se trataba , por su forma oval ,de aparato de procedencia extraterrestre que se acercaba a las arenas de la playa . Descendieron de la nave , una vez que aterrizó , dos extraños seres que al punto reconocí aunque me hallaba alejado del lugar elegido por Rosita y por Colorín para la realización del aterrizaje . Ambos habían pilotado el por algunos llamado platillo volante , u objeto volador no identificado por nadie excepto por el escribidor , turnándose en los fáciles mandos y dirección del mismo durante las dos escasas horas que tardaron en atravesar el espacio que separa a los dos planetas : unos 200 millones de kilómetros de forma aproximada . Número de horas que a los terrestres les puede parecer muy corto teniendo a la vista que los vuelos interurbanos terrestres suelen tardar lo mismo , unas dos horas , en recorrer una distancia doble a la de la península ibérica de sur a norte o de norte a sur que lo mismo es.
Con sus andares característicos , y tras dejar la nave bien colocada y oculta por unos matorrales , se acercaron al lugar en el que yo observaba el Firmamento con mis gafas y supe , a las primeras de cambio , que me venían a dar la buena noticia que , a medida que la distancia que me separaba de ellos se acortaba , me ofrecerían en primicia.
Me dijeron , cuando aún se encontraban algo alejados del lugar en el que yo permanecía y , por tanto, a grito pelado , que habían reanudado sus relaciones.
Más tarde , ya en casa , me dijeron que uno no podía vivir sin la otra y la otra sin el uno. No es necesario decir la alegría , inmensa , que me dieron.
Agradecí su gesto y valoré , más si cabe , su amistad . El hecho de haberse desplazado en amor y sin más compañía que la nave llamada el Halcón Martés , en clara alusión a la conocida novela de Dashiell Hammett llamada el Halcón Maltés , en la que habían atravesado a velocidades supersónicas tan gigantesca distancia , para nuestros parámetros , me hizo revalorizar la buena nueva que me estaban ofreciendo.
Celebramos la inmejorable noticia con una cena y , cuando tomaron los postres , emprendieron el viaje de regreso al planeta rojo algo más subida de color rojo ella y algo más colorado él por las copas de buenos , la ocasión lo merecía , y variados vinos que habíamos ingerido durante la cena .
Antes de regresar me dijeron que el viaje de vuelta duraría unas tres horas porque los vientos , por lo que habían observado , no les eran favorables al vuelo . Les volví a dar mi cordial enhorabuena y , tras acompañarlos al Halcón Martés , me dormí como un bendito .
No hay comentarios:
Publicar un comentario