Va para dos años que comenzó la mejoría en la depresión , maldito mal , que padecí por unas cosas y otras y de la que ya ,creo , estoy totalmente recuperado gracias , también , a unas cosas y a otras. No es que ahora vea todas las cosas de color de rosa porque no es éste el color de la realidad ; pero tampoco negras , como el cordobán o un toro zaíno tal estuve viéndolas , sintiéndolas e imaginando a lo largo de cuatro indeseables años. Ahora , sigo teniendo los problemas que cualquier persona tiene , mas captándolos en sus dimensiones reales , sin distorsionarlos hasta el punto de no importar estar vivo o muerto , o estando a medio camino entre la vida y la muerte. Agua pasada no mueve molinos pero aquí tengo una experiencia cuyas huellas , también creo , marcan sin lesionar.
Como hay gente para todo , se me suele preguntar , unas veces con más delicadeza y otras con menos , qué es lo que de positivo he sacado , en conclusión , de tan nefastos años. Respondo , como es mi costumbre , con sinceridad y digo que , entre otras , destaco dos . Una : que habrá algunas enfermedades y circunstancias de la vida peores ; pero que tras haber vivido y vencido a tal mal cual es la depresión , pocas cosas pueden asustarme , y ya ha habido algunas lerdas que me han ocurrido como a todo bicho viviente. Me he enfrentado a ellas con mucha mayor capacidad de buena respuesta que con anterioridad a mi depresión. Pocas cosas me asustan ya.
Otra : haberme reafirmado en mis principios más profundos al constatar que , hasta entonces y después , mis comportamientos con los de alrededor y con los lejanos , en conjunto e incluídos errores , siempre han sido justos y presididos por la equidad . Por la razón , la capacidad de comprensión y el perdón si se me pide en caso de ser ofendido. Discreción que no me hace , en absoluto , comulgar con ruedas de molino ni decir que lo blanco es negro. Entonces , es evidente , la depresión me hubiese dejado huellas. Huellas valetudinarias en su acepción de enfermizas. Con razón me decía la psicóloga , doña Ana Ariza , que el carácter no se perdía tras tan mal y largo trago. Sigo teniendo el mismo genio , pero siempre al servicio de la razón , los comportamientos honrados , la defensa del débil y la ignorancia en lo referente a procederes injustificados y soberbios en los que tantas personas incurren por estrechez de mente o por lo que sea. No es momento , ahora , de entrar en ello.
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