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EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

MÁS VICISITUDES DE TITÍN . AHORA EN LOS ANDES.


En los Andes de Perú , Bolivia y Argentina que forman la parte de la cadena de origen  terciario pisada y visitada por Titín. A ellos se dirigía la nave aérea en la que yo volaba desde el aeropuerto de Samoa.

Cuando aterricé en el aeropuerto de Lima, en el aeropuerto internacional Jorge Chávez , pensaba que con mi castellano , lengua hablada en el Perú , no tendría problemas durante mi estancia . Equivocado estaba  y mucho . Tanto que nada más bajar por  la escalerilla de la nave en la que habíamos viajado, llamada : VOLANDO VOY VOLANDO VENGO , como el estribillo de la canción de Kiko Veneno, pero sin veneno en cuanto que las azafatas eran tan atentas con  los viajeros como guapas, y tan andinas como el cóndor , fui detenido por una  supuesta  policía local , que no era tal ,   y trasladado a una mazmorra preincaica , húmeda y sin barrer desde la  que lo único que se veía era la azotea de una casa , colindante a la cárcel , y un trocito de cielo azul.

El color azul  del  cielo aseguraba que no llovería ,   por lo que la humedad ambiente no iría en aumento.   Si hubiese estado el cielo , o la pequeña parte de él  que podía verse desde  la trena  ,  cubierto de nubes parduzcas ,   otro gallo hubiese cantado y se hubiese mojado   bajo la lluvia que se precipitaba  desde  nubes procedentes de los Andes.

Las nubes eran andinas pero yo no . Las nubes eran libres , pero yo no y me preguntaba el porqué sin poder encontrarlo. 
Al magín me vinieron las estridentes máquinas que fabricaban , dictaban y establecían  el azar  , con validez en todo el globo ,  y recreándome en estas estaba cuando , tras descorrer el cerrojo de la puerta que daba  a  otro pasillo tan inmundo como la mazmorra de tiempos preincaicos en la que permanecía , me dirigió la palabra un hombre  al que apenas veía por la escasez de luz y me obligó a que lo acompañase a otra estancia. 

Esposado recorrí pasillos , pasillos  y más pasillos . Un laberinto hasta  que casi  dimos de bruces  con una puerta de caoba que llegaba hasta el techo , altísima ,  que mi acompañante abrió tras darle tres vueltas a la llave . La puerta , era evidente , estaba blindada .  Al abrirla , el Sol , radiante , atravesaba   los cristales de los  ventanones    sin romperlos ni mancharlos. Mi vista agradeció la luminosidad y enfocó  , sentado en un descomunal sillón  de orejeras y al lado de una mesa de despacho  , a un hombre de edad mediana que dijo ser el presidente del país.  No era el que decía porque yo al presidente del Perú , llamado Martín Vizcarra , había visto en televisión cuando tomó posesión del cargo. Por tanto , mentía como el común de los mortales suele hacerlo. Yo , al captar la trola , me acordé de aquella canción infantil  que dice : vamos a contar mentiras , tralalá


El hombre , después de mentir y de mirarme de arriba abajo , puso el pulgar de la mano derecha indicando el suelo y dijo , con solemnidad , que me llevaran a la selva amazónica  . A la ceja en vocabulario  de  ellos .

El viaje hasta la ceja , desde Lima , fue memorable pero no lo rememoro para no dar detalles que puedan aburrirte , Wilhelmus, dijo Titín antes de proseguir con su amena y extraña narración que aún más extraña terminaría siendo según palabras suyas.


El adentrarnos en la selva  fue , al menos en mi caso , como penetrar en un mundo hostil y gigantesco en el que la vegetación me rodeaba . A pesar de que un peruano con rasgos de aymara me había  advertido de la que me esperaba , poco me dijo y corto se quedó.  Fui el primero en ver cómo un dardo ,  lanzado  desde  una cerbatana  ,    daba en el blanco de un animal negro que en un árbol estaba mirando a la comitiva que formábamos los caminantes por el sendero que resultaría luminoso. En efecto , estaba entre gente perteneciente a la organización terrorista llamada Sendero Luminoso.   . El dardo , impulsado por alguien  que probablemente fuese miembro de alguna tribu amazónica , recorrió el espacio como una flecha y el  mono cayó a tierra en el acto.  Tras la caída , una serpiente, que no sé de dónde salió ,  se zampó al mono como si tal cosa. 

Acampamos junto a una corriente de agua que , también es probable ,  desembocara en el gran río Amazonas . Fue entonces cuando adquirí conciencia de que  había vuelto a ser víctima  de un rapto. De que me habían raptado por segunda vez casi sin darme cuenta . Sabía que me habían encarcelado pero no raptado . Grandes diferencias existen entre un encarcelamiento y un rapto. Una de ellas  es que el encarcelamiento  se relaciona más  con la comisión de algún delito. El rapto es cometerlo y  yo no había cometido delito alguno , sino que  había vuelto a ser la víctima. En esta ocasión , de Sendero Luminoso.
  Dos raptos casi seguidos y en lugares tan distantes  no es cosa que suceda a mucha gente . Las penurias que sufrí y el mal trato que me dieron los indígenas aquellos para mí se quedan. Tanto del largo periodo en el que permanecí raptado como de la forma en  la que se produjo mi rescate  , te hablaré en otra ocasión ,Wilhelmus , porque advierto que te estás durmiendo con  la narración de mis vicisitudes .

De acuerdo , carus Titinus , dije y , por ahora , no hubo más...  

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