Dando camballadas llegó Eufrasio al portal de su casa. Lo hizo a pesar de las muchas copas y tragos que había bebido . Borracho como una cuba , elegante a pesar del estado y sin haber logrado su objetivo.Varias veces estuvo a punto de perder el equilibrio y caer sobre el mojado suelo de la acera. Quizá hubiese sido lo mejor.
Su reloj marcaba las dos de la madrugada cuando traspasó el umbral de la puerta del piso. Vivía solo y nadie le diría nada sobre su estado. Solo el gato , que dormía acurrucado , halló al entrar. Se levantó y se volvió a echar sobre el mullido cojín. Eufrasio atravesó el pasillo , sin pasar por la sala de estar, con prisa ya que apenas podía retener la orina. Llegó a tiempo al cuarto de baño más cercano y pudo realizar la prolongada micción por la que eliminó parte de lo que había bebido.
Su cabeza continuaba pesada y revoltosa conservando la lucidez suficiente para ir a la cocina y tomarse la pastilla indicada . Así , cuando amaneciese , la resaca habría perdido muchos de sus desagradables efectos.
Con las primeras luces del día fue consciente del nuevo tiro fallido. Mala suerte , se dijo , y siguió en estado de duermevela durante un buen rato.
El negocio marchaba más mal que bien y era para Eufrasio , viudo y sin hijos , su único sostén. Si el negocio de motos se venía abajo, ya no podría tomarse el café en el bar Casa Mati ni ir a la botica a sacar las medicinas que el médico le recetaba. Si su establecimiento , llamado MOTOS Y MÁS MOTOS , no se recuperaba de la crisis , se vería obligado a despedir a los dos empleados que trabajaban en el local y a morir poco a poco ; de manera lenta como se cuecen los buenos guisos..
Se resistía a echarlos , mas solo un golpe de suerte podría evitar la catástrofe económica que aparecía en el horizonte. Pero el golpe de suerte no se daba a pesar de lo mucho que jugaba a lo que fuese y el despido cada día que pasaba pareciese más inminente .
La tienda , como Eufrasio la llamaba , se abría a diario y a las nueve el empleado que mayor tiempo llevaba en el negocio, el muy fiel José , levantaba el cancel a la hora indicada empezando a descorrer los estores que ocultaban las motos. Uno a uno los fue elevando y las máquinas volvieron a adquirir vida con la luz del Sol.
La vida que , de continuar la quiebra por el camino que llevaba , intentaba quitarse Eufrasio , sin haberlo conseguido hasta la fecha , a base de alcohol. Si no lograba suicidarse bebiendo poca agua y mucho alcohol , habría de buscar otros medios para hacerlo . Tirarse desde la azotea de su casa no le parecía elegante ni digno y hasta los suicidios son susceptibles de serlo. La elegancia siempre debe ser compañera del hombre hasta el fin , solía decir Eufrasio quien siempre la llevaba con él. . Aunque gordo y no alto , el dueño de : MOTOS Y MÁS MOTOS , era hombre elegante por naturaleza.
A media mañana apareció por la tienda en la que ya estaban , recostados sobre los manillares de dos ejemplares de alta cilindrada , los otros empleados , Ambrosio y Juan , los cuales no alcanzaban a saber cómo sin compradores Eufrasio les pagaba todos los últimos días de mes. Incluso cobraban , hasta la fecha , la extraordinaria de Navidad.
Hacía un buen día de invierno y la mañana invitaba al paseo . Es lo que hizo Eufrasio . Mientras caminaba iba pensando y maquinando las formas elegantes y posibles de suicidio. Múltiples maneras había para conseguirlo sin extraordinaria ingesta de alcohol. A la testa le vinieron el atiborrase de pastillas , que a mano las tenía , contra los males renales , el abrirse las venas en la bañera y otras formas de suicidio puestas en práctica a lo largo de la Historia tales como darse una puñalada en el corazón o pegarse un tiro en la cabeza. Una y otra no le parecieron elegantes y , por consiguiente , las rechazó.
Partiendo de la certeza de que Eufrasio no sabía nadar , le pareció indicada la de arrojarse al mar y morir ahogado. Entre otras ventajas estaba la de que nunca se llegaría a saber si se había caído , si se había suicidado o alguien lo hubiese arrojado. Las autopsias a las que someterían su cadáver poco dirían sobre la causa. Si volvían a abrirlo tampoco llegarían a extraer el motivo último de su muerte. Solo el servicio de los bares de copas lo podrían imaginar . Simple hipótesis.
A juzgar por su talante y disposiciones pocos conocían sus ideas suicidas excepto en los lugares en los que bebía bastante más de la cuenta . Muchos eran y citar sus nombres sería engorroso; bares de copas largas. Como los camareros no vivían en el barrio era improbable la posibilidad de cruzarse con ellos en sus paseos matinales y volviesen a aconsejarle que no bebiese tanto.
Cuando regresaba a su casa , noche tras noche borracho pero acompañado siempre por la elegancia , se tumbaba en el sofá y ponía el televisor para estar al tanto de las últimas noticias No eran éstas muy halagüeñas , lo cual lo consolaba al pensar que este mundo no tendría arreglo gobernase quien gobernase o mandase quien mandase. Pocas esperanzas de mejora le veía a España , su país , por lo que pensaba que él poco habría de perderse si lograba su objetivo : suicidarse.
A pesar de beber como un cosaco , debería tener un hígado de hierro ya que había sobrepasado los setenta sin que la bebida le hubiese pasado factura. Cinco años calculó que llevaría bebiendo y cogiendo pítimas y melopeas continuas sin que ninguna hubiese resultado lo que para otros sería fatal y para él suponía alcanzar el objetivo perseguido.
MOTOS Y MOTOS , la tienda en la que se vendían y se financiaban las compras de motos , la propiedad que le había permitido a Eufrasio vivir con honestidad , no levantaba cabeza por lo que éste hubo de despedir , con arreglo a ley , a Juan , el mayor de los empleados.
Fue un día aciago , uno de los muchos a los que Eufrasio se enfrentaba con puntualidad al amanecer, y emprendió el camino que separaba la tienda del lugar de su vivienda con pesadumbre aún mayor que la cotidiana. Intentaba conseguir que nadie se diese cuenta de sus pensamientos más íntimos´y a fe que lo conseguía . En el barrio gozaba de fama de hombre abierto y con buena conversación que en manera alguna pudiera reflejar la tristeza que lo abatía y , menos aún , su negro propósito.
A Juan no lo cogió por sorpresa la comunicación de su despido . Lo esperaba de un momento a otro ya que en la tienda no entraba ni un alma . Testigo del despido fue Ambrosio el cual , a la vista de que el negocio estaba en venta , pensó , con acierto , que pronto llegaría el suyo .
Acertó Ambrosio y una semana después MOTOS Y MOTOS , cerró sin que la tienda hubiese sido vendida . Vender una tienda especializada en motos , por muy buen motorista que Eufrasio hubiese sido en su juventud , no era fácil. .
El letrero que aparecía sobre el dintel de la puerta estaba ajado aunque las motos relucieran al llevar los estores una semana o más sin bajarse. Juan había sido despedido , Ambrosio también y Eufrasio, por no tener no tenía ya ni tienda abierta. Permanecía cerrada , con los estores subidos y sin venderse. La idea del suicidio creció al cerrar MOTOS Y MOTOS , por lo que Eufrasio , si cabe, aumentó la ingesta de alcohol y sus visitas a los bares de copas próximos aumentaron.
No obstante todo daría un giro de trescientos sesenta grados , y como tal inesperado , al regresar una noche , con la bimba diaria , Eufrasio a su domicilio. Nada extraño advirtió al girar la llave en la cerradura del piso . Solo vio a una persona conocida , machete en mano , lanzarse hacia él .
La autopsia realizada por el médico forense titular dijo que Eufrasio murió pronto tras asestarle el asesino , más que homicida, una puñalada en pleno corazón . Mortal de necesidad resultó el golpe. Eufrasio poco debió sufrir momentos antes de su muerte. El probable suicida había sido asesinado, pero ¿ por quién ? .
Con rapidez las pesquisas policiales se dirigieron hacia los empleados que habían sido despedidos de la tienda . Resultaron vanas ya que tanto Juan como Ambrosio , además de mostrarse consternados por la violenta muerte de Eufrasio , presentaron coartadas que los apartaban de toda sospecha y mal . Habían dormido en sus respectivas casas tras pasar el día buscando nuevo empleo sin encontrarlo.
No hubo duda , al menos para los que intuían los intentos de suicidio , que Eufrasio debió recibir muy bien a su asesino en cuanto que perseguía su propia muerte y , a ser posible , de manera elegante.
Siempre , según él , era preferible un asesinato , aunque sangre se derramase y manchase de rojo la buena tapicería del sofá . Poca , en realidad , brotó de su corazón pero la poca que brotó olía a whisky . Sin duda era preferible esta muerte violenta a pegarse un tiro y levantarse la tapa de los sesos o propinarse una puñalada en el propio corazón.
Aparte de este gusto personal de Eufrasio , quedaba por conocerse quién había sido el asesino. Las indagaciones policiales pusieron rumbo a los bares de copas y , sobremanera , al conjunto de camareros. Descubrimiento supuso para los agentes el conocer la afición que al whisky y a otras bebidas duras tenía la víctima.
Las nuevas indagaciones y el descubrimiento del asesino las escribirá el escribidor en otra entrada .
Solo puedo escribir , por ahora , que el crimen no quedará impune aunque Eufrasio estuviese buscando su muerte . La anhelase como la tierra reseca al agua provenga de las nubes o de riego.
Se conocerá , en posterior entrada , el nombre del execrable autor del crimen y el móvil que lo impulsó a actuar de semejante manera .
Se conocerá , en posterior entrada , el nombre del execrable autor del crimen y el móvil que lo impulsó a actuar de semejante manera .
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