HACE TIEMPO QUE NO ESCRIBO SOBRE WILLY LE LAPIN

Creo que más de un año , pero puedo estar equivocado y ser menos o más . Sea de una manera u otra la cronología , no hemos olvidado a Willy . A diario miro si tiene agua en el bebedero y Glaukopis  cuida de que no le falte heno . Sigue tan blanco como siempre ha sido y lleva muy bien sus años que ya son , por lo menos . cinco .  Tan bien que no los aparenta ni de lejos ni de cerca. Su tranquilidad es admirable y no protesta jamás por permanecer , desde que Emilú llegó a casa , más tiempo en su conejera .  De vez en cuando Glaukopis lo saca a pasear por casa y  yo no advierto lentitud en sus movimientos . Incluso la propia Emilú , que muy bien se lleva con él, lo mira y lo observa a diario varias veces .Nunca se han llevado mal aunque algunos defiendan que un conejo y una gata se llevan como los perros y los gatos. Las relaciones entre ambos han sido siempre óptimas. Al principio Emilú intentaba meter una manita  entre  los hierrecillos    de la conejera. Willy , al principio , se asustaba pero con el paso del tiempo fue acostumbrándose a la curiosidad de Emilú y a ver como algo natural que la gata metiera sus manos y lo intentara tocar o acariciar . Las intenciones eran buenas como pudimos comprobar cuando Glaukopis lo dejó   libre en la terraza mientras lavaba  la conejera. Jamás Emilú lo ha atacado , limitándose a mirarlo. Willy , nunca lo he dicho  , pertenece a la raza de los conejos enanos aunque no es tan pequeño . Cuando vino a casa , mediante Carmen-filia , con varios días parecía una bolita blanca. El color lo sigue manteniendo  porque apenas se ensucia  y es su color natural Comparándolo con la edad media que los hombres solemos vivir  es , poco más o menos , de la edad de Glaukopis; es decir varios años más joven que el escribidor en cuanto que Glaukopis fue alumna mía  y ahora soy yo alumno de ella.  De Willy no nos hemos olvidado y seguimos teniéndole bastante cariño . Su salud es tan óptima que algunas noches , si no hace excesiva humedad , las pasa , tan feliz , en la parte de dentro de la terraza. Yo , a veces , pienso que algún día , como todos , tendrá que morir y me entristezco . Mas parece que hoy no van a venir los fantasmas  que me siguen visitando pero en menor número con sus sábanas blancas . Prefiero , mil veces , el blanco de Willy al blanco de las sábanas de los fantasmas. Voy a intentar no entristecerme y a mirar a Willy  que ahora está durmiendo la siesta como un bendito ; como Emilú que es el otro animal poco animal que convive con nosotros. Cuando vienen Carmen-niña o Guillermete , igualmente miman a los dos. O sea , que no hemos sustituido el cariño de uno por otra . Los hemos compaginado sin más posibles y erróneas interpretaciones. Y vosotros o ustedes dirán que para qué escribo sobre estos asuntos tan personales que a pocos pueden interesar . Y les respondo que para que vean que seguimos queriendo a Willy , para evitar que los fantasmas  , al ver libre mi mente , se me acerquen  y para respetar  los consejos de Carmen-filia .